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Guindos augura que el nuevo recorte no tendrá “ningún impacto” en la economía

Guindos asegura que el recorte adicional impuesto por Bruselas no supondrá más paro El Estado asumirá el ajuste extra para llegar del 5,8% anunciado por Rajoy al 5,3%

Claudi Pérez
El ministro español de Economía, Luis de Guindos, charla con el ministro francés de Finanzas, François Baroin.
El ministro español de Economía, Luis de Guindos, charla con el ministro francés de Finanzas, François Baroin.OLIVIER HOSLET (EFE)

“Ningún impacto”. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha sido hoy tajante sobre las consecuencias de la rebaja del déficit que finalmente ha impuesto Bruselas como respuesta al desafío lanzado por Mariano Rajoy hace solo 10 días. España pretendía incumplir lo pactado y dejar el déficit en el 5,8% del PIB este año, para recortar así 30.000 millones de euros. Finalmente, habrá manga ancha, pero menos de lo que pretendía el Ejecutivo: Bruselas obliga a asumir un tijeretazo de algo más de 35.000 millones, con un déficit del 5,3%. Esos 5.000 millones adicionales (que podrían ser hasta 7.000 en función de la profundidad de la recesión) “no tendrán ningún impacto significativo” ni sobre el paro ni sobre la actividad económica, según las tesis de Guindos, porque “el cuadro macroeconómico previsto por el Gobierno es extremadamente cauto”. “Hay margen”, sostuvo ante los periodistas en Bruselas. Pero algo falla: cuando presentó el cuadro macroeconómico –es decir, los pronósticos de PIB, paro, inflación y déficit--, Guindos puso el énfasis en que Economía había optado por unas previsiones “realistas”. Esas previsiones mantienen, intocables pese a que hay que aplicar un recorte adicional.

La magia de las cifras: esos más de 5.000 millones equivalen, por ejemplo, a lo que recaudará el Ejecutivo por la subida del impuesto sobre la renta y la mayor tributación sobre el ahorro que activó Rajoy al llegar a La Moncloa. Esa subida de impuestos ya aplicada deja menos dinero en el bolsillo de los ciudadanos, y a la postre menos consumo: la caída de la demanda interna es el principal lastre de una economía española que camina hacia una recesión profunda y que ya supera con creces los cinco millones de parados, cifras sin comparación en toda la zona euro.

Bruselas ha aceptado de forma notable los argumentos del Gobierno español" Luis de Guindos, ministro de Economía

El Gobierno descartó durante el día una subida del IVA "este año", pero no dijo nada de 2013. Pese a que Rajoy ha descartado nuevas subidas de impuestos, fuentes de su equipo económico explican que en este momento no se puede descartar nada. Los expertos, desde los acérrimos seguidores de Keynes hasta los economistas del ortodoxo Fondo Monetario Internacional, apuntan que a la corta los recortes suponen siempre más paro y peores perspectivas económicas. Y, al cabo, esa era una de las razones del Gobierno para pedir clemencia con el déficit.

Apenas unos días después de lanzar ese órdago a la Comisión aludiendo a la “soberanía nacional” y al peligro de pasarse de frenada con los recortes, la aceptación de ese 5,3% supone admitir que esa soberanía nacional, en materia de política económica, es hoy más limitada que nunca. Aun así, el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, vendió esa flexibilización como una victoria. Guindos fue algo más comedido, pero aseguró que Bruselas “ha aceptado de forma notable los argumentos del Gobierno”. Fuera de los focos, tanto el Ejecutivo como la Comisión ven la solución final como un mal menor. Tanto Bruselas como Madrid salvan la cara. Rajoy obtiene parte de la flexibilización que quería. Y la Comisión impone algo de mano dura ante el riesgo de que el órdago de España limitara la credibilidad de una política europea que sigue obsesionada con la austeridad a rajatabla para acabar con la crisis del euro.

Queda camino por delante: el debate sobre la necesidad de flexibilizar el déficit ha empezado ya en algunos países para aprovechar la fisura en las metas de déficit que ha abierto España. Los socialistas holandeses reclamaron este lunes a su Gobierno que abra una negociación con Bruselas para conseguir algo parecido. Justo al otro lado del tablero ideológico, Austria, Polonia, Suecia y Lituania bramaron en el Ecofin contra la laxitud fiscal de Bruselas.

La Comisión, que sigue en una situación incómoda, aseguró que “no dudará” en sancionar a España en mayo si el Gobierno no hace todo lo necesario, explicó el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn. Los países pequeños se le echan encima: consideran que Bruselas es permisivo con los grandes (ahora lo ha sido con España, como lo fue con Alemania y Francia en 2003) y en cambio es despiadada con ellos: a finales del año pasado Bruselas lanzó un ultimátum a Bélgica y hoy aprobó congelar ayudas europeas por importe de 495 millones a Hungría por el procedimiento de déficit excesivo. Hungría cerró oficialmente el año pasado con un déficit del 3,6% del PIB, si bien Bruselas considera que la cifra real es del 6%. España se fue hasta el 8,5%.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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