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Cascos convoca elecciones en Asturias tras no poder aprobar el presupuesto

Solo seis meses y medio después de haber llegado a la presidencia del Principado, el dirigente de Foro llama a votar de nuevo el 25 de marzo

El presidente de Asturias, Francisco Álvarez-Cascos, disolvió ayer el Parlamento de la comunidad y convocó elecciones autonómicas anticipadas para el 25 de marzo, el mismo día para el que estaban previstos los comicios andaluces.

Seis meses y medio después de haber accedido a la presidencia del Principado en minoría, al frente de su nueva formación Foro Asturias Ciudadanos (FAC), el ex secretario general del PP que abandonó esta formación hace ahora 13 meses para crear su propio partido, ha optado por forzar una convocatoria electoral para intentar superar el bloqueo político en el que está sumida la comunidad.

El detonante de la decisión ha sido el rechazo de su proyecto de Presupuestos para 2012 en la Junta General del Principado el pasado miércoles. Las cuentas regionales contaron con el único apoyo de los 16 diputados de Foro, mientras que las rechazaron el PSOE (15) y PP (10) y se abstuvo Izquierda Unida (4).

Las cuentas que presentó para 2012 solo tuvieron el apoyo de su partido
El PP le exigió una previsión de ingresos realista para negociar
El líder conservador denuncia un complot del PP y el PSOE contra él
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La oposición le reprocha falta de diálogo y talante para pactar
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Seis meses de sombras y muy pocas luces

Pero lo que desvela la decisión de ayer es la incapacidad de Álvarez-Cascos en este medio año de Gobierno para dialogar y negociar con la oposición. Ayer, recurrió de nuevo a la tesis de de un supuesto "complot parlamentario" para hacer ingobernable la región.

Desde que en enero de 2011 abandonó el PP, una vez que este partido lo descartó como candidato electoral a la presidencia de Asturias, el exministro de José María Aznar ha intentado justificar su nueva aventura política proclamando la existencia de un supuesto pacto entre PP y PSOE en Asturias para cerrarle el paso. Ahora, se aferra a esta tesis para disolver la Cámara y llamar de nuevo a los asturianos a las urnas.

Los tres partidos de la oposición rechazaron su proyecto de presupuesto por considerarlo irreal y con una previsión de ingresos "hinchada". La propuesta que Cascos llevó al Parlamento también fue criticada por la patronal asturiana FADE por razones similares. El Partido Popular le reclamó una revisión a la baja como condición para darle su apoyo y negociar un nuevo diseño presupuestario.

Pero el rechazo de los ingresos y gastos previstos no fue más que la gota que colmó el vaso. Desde el minuto uno de su mandato -Cascos asumió la presidencia el pasado 16 de julio- quedó claro en la vida política asturiana que el nuevo Ejecutivo carecía de cintura y de mano izquierda para dialogar y entenderse con la oposición. El presidente acusó sistemáticamente al PP y al PSOE de bloquear la acción de gobierno, pero estos partidos e IU han venido denunciando que, por su carácter, su temperamento y sus animadversiones personales Cascos no tenía ni el talante ni la disposición para buscar puntos de encuentro con su aliado natural: el PP.

La ruptura en enero de 2011 entre Cascos y el PP, tras casi un año de choques frontales, abrió heridas muy difíciles de cauterizar. La derecha asturiana, rota por segunda vez desde 1998, en ambos casos con el protagonismo estelar de Cascos y del exalcalde de Oviedo y actual delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo (aliados hace 13 años pero enemistados ahora), hace imposible cualquier alianza viable y duradera entre Foro Asturias Ciudadanos y el PP, tal y como se ha visto en estos meses.

Además, sus críticas a decisiones del Gobierno de Mariano Rajoy -censuró la subida de impuestos, el recorte de inversiones y otras reformas- no hizo más que dificultar cualquier acercamiento.

En las últimas elecciones autonómicas, la suma de ambas fuerzas conservadoras arrebató por vez primera la mayoría absoluta a la izquierda (PSOE e IU) en Asturias, pero eso no se tradujo en una sólida alternativa de Gobierno. Al igual que en la anterior fractura del PP en el Principado, durante el Ejecutivo de Sergio Marqués, la división de los conservadores abocó a Asturias a una crisis política.

A todo ello se sumó un estilo de Gobierno bronco, que ha ido suscitando polémicas y controversias, sobre todo en el ámbito de la cultura, actuando sin contar con el Parlamento y tomando decisiones como si se tratase de un Gobierno con mayoría absoluta y no con extrema debilidad parlamentaria.

Cascos no desveló ayer si volverá a encabezar la lista de FAC a la presidencia de Asturias, pero todo apunta a que sí será otra vez el candidato. En una comparecencia ante los periodistas, aseguró que sigue "más ilusionado que nunca" y reiteró que su proyecto presupuestario era el idóneo y el que Asturias precisa en estas circunstancias de crisis económica.

La elección del 25 de marzo como fecha electoral hará coincidir los comicios asturianos adelantados con los previstos en Andalucía. Se trata de la primera vez que Asturias aplica el nuevo precepto estatutario que permite anticipar elecciones. Al PP y al PSOE la fecha les obligará a precipitar decisiones. La Federación Socialista Asturiana (FSA-PSOE) tiene convocado su congreso regional para los día 9 y 11 de marzo, y el PP regional pretendía celebrar el suyo entre marzo y abril.

Desde esta perspectiva, Cascos crea una situación incómoda a los dos partidos de la oposición. Pero con esta decisión también arriesga su propio prestigio. En los comicios autonómicos de mayo de 2011, FAC fue la segunda fuerza más votada en Asturias, solo por detrás del PSOE, aunque obtuvo un escaño más que los socialistas. Fue un resultado soberbio para un partido que se había creado solo cinco meses antes. Pero en las elecciones generales del pasado 20 de noviembre perdió casi la mitad de sus votos y se convirtió en la tercera fuerza política.

Francisco Álvarez-Cascos, presidente de Asturias, durante la rueda de prensa que ofreció ayer en Oviedo.
Francisco Álvarez-Cascos, presidente de Asturias, durante la rueda de prensa que ofreció ayer en Oviedo.ELOY ALONSO (REUTERS)

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