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Y ganó Alemania

El resultado del cónclave nacionalista se acerca a la definición que hizo Gary Lineker del fútbol, ese "juego de 11 contra 11 en el que siempre ganan los alemanes"

La lírica futbolística proclama que lo emocionante de ese deporte es que cualquier equipo puede ganar a cualquier otro, y esa creencia es lo que sostiene a los seguidores de los clubes más modestos. Lo de ayer en Amio no era fútbol, aunque la visión de amplísima zona de aparcamiento, abarrotada hasta la valla de entrada y más allá, era la de uno de esos encuentros calificados como "del siglo". Tanto que una vendedora de rosquillas de hojaldre que volvía de una fiesta, al ver la aglomeración, paró y montó el tenderete en la puerta del edificio.

Unos de los que encontraron sitio (por el método de constituir una fila en medio de un carril) son cinco chavales. Vienen de Ourense, aunque uno nació en Monforte y otro vive en Pontevedra. Tres son de Máis Galiza, uno de Encontro Irmandiño y el quinto de nada, excepto del BNG, y todos trabajan, menos uno que está en paro. "Me gustaría que la mayoría apoyase una propuesta de cambio, y por primera vez en el BNG es posible", dice Alfonso. Álex comparte tendencia política con su amigo, pero no optimismo: "APU va a tener la mayoría, llevamos diez años refundándonos para acabar en lo de siempre". Marcos apuesta por el depende: "Por encima de 4.000 asistentes hay posibilidades, pero para lo que debería servir la asamblea es para apostar por la integración y acabar con tres años de desencuentros". "Aquí se juega más de lo que dicen los cabezas visibles, y es una reflexión importante para ver qué quiere ser el Bloque", tercia Fran. Pase lo que pase, volverán juntos: "No hay que llevar las cosas al tema personal, aunque no sabemos si todo el mundo hará lo mismo".

"No hay que llevarlo a lo personal", dicen cinco chavales de distintas tendencias

Por el cambio, sea lo que sea, también apuestan señoras mayores y sin palestina. Lourdes, ama de casa, viene de Corcubión a su primera asamblea nacional "a ver si es cierto que hay un cambio". Emilio López, un veterano, en todos los aspectos (en el político fue diputado en O Hórreo) cree que "la idea es tirar para adelante, una vez que está clara la estructura organizativa y política".

En relación con la sesión inaugural, ayer había más variedad generacional. Y no solo generacional. "Una cosa que nos sorprendió es la diversidad de pintas. Esperábamos que fuese una gente como muy de izquierdas, pero los hay muy arreglados", considera Roger que, como su compañera Anna -que porta una caja rotulada Enquisas en la que se van depositando formularios rellenados- es un estudiante de último curso de Ciencias Políticas en la Universitat Autónoma de Barcelona que forma parte de un grupo de investigación de élites políticas en el que también participan la Universidad de Bilbao y la Autónoma de Valencia. Van a todo cuanto congreso hay, y están contentos con la participación de los asistentes a la asamblea del BNG (consideran válidos los resultados si contesta el 25% de los presentes), "ya que hay organizaciones muy herméticas, como IU".

Un congreso político es un conjunto de flujos de grupos humanos por los pasillos en una dirección, más tarde en la contraria y antes o después en la de la cafetería. De periodistas escuchando las intervenciones a través de las puertas. De foros improvisados e intercambio de cotilleos en los aseos o en los guetos de fumadores. De jefes de filas difundiendo consignas por el móvil. De transmisión viral de rumores y filtraciones interesadas: "La UPG puede darle algunos votos a Aymerich" (rumor) o "la UPG considera que los de Beiras se pueden escindir" (filtración interesada).

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La primera votación (al texto político), a media mañana, arroja un apoyo de dos tercios de los 3.000 votantes a la opción "oficial", la de la APU. A primera hora de la tarde, al inicio de la segunda votación (la de las candidaturas), la impresión es que aquí no pasa como en el fútbol. En la cafetería, el cantante y escritor Leo i Arremecághona saca a colación aquella definición de Gary Lineker: "El fútbol es un juego de 11 contra 11 que siempre ganan los alemanes". Leo viene de chófer de una afiliada, María Rúa, que no tiene coche y debe volver rápido a atender su negocio. "Si pasa lo que parece que va a pasar, el lunes el Bloque tiene un militante menos", asegura. Sin embargo, en los comienzos del recuento de votos a las candidaturas, en vez del aserto del exdelantero del Barça, parece más adecuado aquel de su compatriota, el que fue entrenador del Atlético de Madrid Ron Atkinson: "Voy a dar un pronóstico: puede pasar cualquier cosa". Con los números pendientes de confirmar, las caras de los directamente implicados cambian, los periodistas se animan y se susurran "hay partido" y algunos militantes se acercan a preguntarles si al final va a haber segunda vuelta.

Al final, pasa lo que pasa. Caras de satisfacción relativa y otras de preocupación cauta, y no siempre según la adscripción de perdedores y ganadores. "Llega a entrar y es gol", que dijo el exmadridista Míchel en una retransmisión. Hubo ovación de gala al veterano jugador que se retira, Beiras. Pero ganó, por los pelos, pero como siempre, Alemania.

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