_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Recortes y dietas generosas

Mientras las ciudades se convierten en ascuas de luz navideñas, la terca austeridad llena las calles de ciudadanos, pero los comercios siguen semivacíos. Barcelona, como si de la reedición del Congreso Eucarístico de 1952 se tratara, muestra su cara resplandeciente y amable ante el difícil reto de hacer correr el dinero. En ese contexto esquizofrénico, los gestos de los políticos se revelan imprescindibles y didácticos, porque debe visualizarse que el consumo, pero también la austeridad han de ser para todos.

Pero no siempre es así. Esta semana en que el Gobierno de Artur Mas anunciaba recortes salariales de 860 millones de euros para los trabajadores de la función pública, EL PAÍS ha desgranado las dietas y los salarios de algunos políticos en ejercicio. Se han destripado los Ayuntamientos de Barcelona, Sant Adrià, Badalona, Santa Coloma de Gramenet y L'Hospitalet, así como la Diputación de Barcelona y el Consejo Comarcal del Barcelonès, un organismo este último bien discutido, pues entre sus limitadas funciones figuran el mantenimiento de las rondas de Barcelona y la promoción urbanística. Es decir, alguien haría bien disolviéndolo o, tal vez, en pleno furor liberal, privatizándolo.

En plena crisis, las dietas hacen que algunos ediles barceloneses cobren más que el alcalde de París

Entre dietas y sueldos, algunos políticos catalanes de todos los colores, vinculados al municipalismo, no salen nada malparados, pues llegan a percibir más de 12.000 euros brutos al mes. No es una mala cifra, habida cuenta que Bertrand Delanoë, alcalde de París, cobra por todo 8.500 euros brutos al mes. Es cierto que esa relación no se da entre todos los cargos electos españoles y franceses, generalmente estos últimos están mucho mejor pagados. Pero en época de recortes, crisis y austeridad, alguien debería ocuparse de la estética. Cuando se culpabiliza a la ciudadanía catalana por liderar la clasificación europea de visitas médicas, se deberían cuidar las formas, como los célebres sobresueldos en dietas.

Gracias a estos extras, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, percibe 12.200 euros brutos mensuales; Alberto Fernández Díaz, líder del PP en el Ayuntamiento de la capital catalana, 11.000; el alcalde de Badalona y adalid del orden, Xavier García-Albiol, 10.900. Este selecto club de quienes cobran más de 120.000 euros al año también cuenta con la alcaldesa de L'Hospitalet, la socialista Núria Marín; el concejal barcelonés de Esquerra Jordi Portabella, y la alcaldesa convergente de Sant Cugat, Mercè Conesa. Esa ascua de luz salarial se convierte en oscuridad cuando se habla de sueldos medios. En Francia la retribución mensual media de un asalariado asciende a 32.800 euros anuales, mientras que en España son 11.000 menos, 21.500 euros, según un estudio realizado por IESE.

La guinda a esta semana de dietas y salarios la ha puesto el Ayuntamiento de Vilassar de Mar, que en un acto de reparto social sin precedentes ha subido hasta el 30% el salario a sus concejales. El alcalde ha pasado a cobrar de la Diputación de Barcelona y así ha podido distribuir su viejo salario municipal entre compañeros ediles. Dos concejales se han negado a participar del reparto, otro ejemplo lamentable de que más que recortar expande el gasto, pues los salarios -ya sean de la Diputación o del Ayuntamiento- salen del bolsillo ciudadano.

Para que nadie eche de menos a nadie en esa carrera de atentados a la estética (¿o a la ética?) política, la semana que hoy acaba ha sido despedida por el Gobierno de Zapatero sin ninguna señal sobre la ley de transparencia. El PSOE la llevaba en el programa de 2004, en el de 2008 y en el actual. Europa la exige, pero aquí no la necesitamos. Eso sí, el Ejecutivo ha sido lo suficientemente resolutivo en sus estertores como para indultar al banquero Alfredo Sáenz. Y es que algunos argumentos parecen estar condenados a ser un anzuelo electoral, otros, en cambio, no. Ahí tenemos a CiU, tan escrupulosa retirando el impuesto de sucesiones, pero que con pulso firme propone subir las tasas por encima del IPC. Para quien no tenga memoria, el punto 482 del programa electoral de CiU señala textualmente: "Garantizaremos que las tasas no crezcan por encima de la inflación".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_