Antonio Fontenla, la batuta empresarial
La empatía, el arte para conectar con sus interlocutores, destaca como el mayor activo personal de Antonio Fontenla a la hora de reconstruir, revitalizar y dirigir. Y no es una virtud menor. Está demostrado que la empatía produce buenos resultados en la economía y en la gestión empresarial, especialmente en tiempos de crisis. Esa conexión casi mágica entre personas resulta que es una de las bases de la teoría de juegos, la versión de las Matemáticas que se popularizó con la genial caracterización que Russell Crowe hizo de John Nash en Una mente maravillosa. Y esa habilidad innata para interactuar y propiciar acuerdos está presente en la genética de Fontenla, como he podido comprobar después de compartir con él cientos de horas de trabajo, de proyectos de asociacionismo, de ideas y de ilusionantes viajes.
El presidente de la Confederación Empresarial de Galicia podría ser el mejor anunciante de una frase abstracta, pero mítica: "Gana mucho en las distancias cortas". Solo así se entiende su buena relación con políticos de todo signo, con líderes sindicales de cualquier tendencia y con empresarios con mayor o menor grado de sentimiento colectivo. Coincido con buena parte del empresariado gallego y con muchos actores de la política, de la economía y del pulso social a la hora de reconocer que el "perfil Fontenla" era el único válido para recomponer el proyecto de la CEG tras el naufragio de finales de los noventa. Solo un devoto del asociacionismo, un trabajador incansable y un experto en despejar adversidades podía evitar una crisis de identidad de tal magnitud.
Juega con ventaja. A la hora de forjar carácter, Fontenla puede presumir de buen cóctel. El haber compartido pupitre en los tiempos de escolar en la Academia de Galicia, en A Coruña, con otros alumnos aventajados como Fernando González Laxe o Victoriano Reinoso. El devorar todo libro que cae en sus manos, ya sea de historia o de la última técnica en organización y gestión de empresas. El ser capaz de erizarse el sábado asistiendo a la ópera con la Sinfónica y al día siguiente cumplir con su cita en Riazor para empujar al Dépor. Y el cultivar la misma creatividad y fina ironía con la que su sobrino Luis Piedrahita triunfa en los monólogos y la magia. Entre los valores y cualidades, me quedo con su constancia y condición de trabajador todoterreno. Tanta interacción conlleva garantías de éxito para convencer a sus interlocutores y para avanzar en su gran empeño: consolidar la CEG y forjar una gran plataforma empresarial abierta a la sociedad y con vocación de servicio.
De no haber sido empresario, Fontenla habría querido ser director de orquesta, porque la música clásica representa para él casi tanto como su asiento en Riazor. Su forma de gestión al frente del empresariado no es tan expresiva y estridente como la del brillante Barenboim cuando exprime a la Filarmónica de Viena, sino que está más cerca del enriquecido estilo de Georges Prêtre. Y en el área de entrenadores se aproximaría más al astuto método Arsenio que a los movimientos eléctricos de Caparrós. Por buscar defectos, el más visible es el exceso de perfeccionismo. Y cuando baja el telón o se apagan las luces del estadio, el dejarse envolver por un síndrome común y característico: la soledad del dirigente.
Francisco Rodríguez es presidente de la patronal de Ourense.
Peldaños
A Coruña, 1943. Es aparejador.
1984. Lidera la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción de A Coruña.
1985. Presidencia de la Federación Gallega de la Construcción y de la Fundación Laboral de la Construcción en Galicia.
2000. Presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia.
2001. Presidente de Afigal.
Forma parte del comité ejecutivo y de la junta directiva de la CEOE.
1994-6. Primer empresario español en presidir la Confederación Europea de la Construcción (EBC) y el único en desempeñar dos mandatos consecutivos (1994-1996).
Presidente de las empresas familiares Inversora Obelisco, Urvensa y Bonorsa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.