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MADRID

Madrid pagará menos a las empresas de limpieza si la capital está sucia

El Ayuntamiento pone en marcha en noviembre un nuevo sistema de contratos - El servicio pasa a valorarse por los resultados y no por los recursos invertidos

Consciente de que los ciudadanos no valoran el esfuerzo sino el resultado, el Ayuntamiento de Madrid ha optado por cambiar el modo en que presta una serie de servicios de gran relevancia en la vida diaria de los madrileños, tales como la limpieza de calles y parques, la recogida de basuras o el estacionamiento regulado.

Pese a que actúan en su nombre, portando sus colores y bajo su égida, esos servicios no los presta directamente el Gobierno municipal sino empresas privadas, a las que se contrata durante un periodo determinado de años y con unas condiciones particulares. Hasta ahora, el Ayuntamiento estipulaba requerimientos referidos principalmente a los recursos a invertir, es decir, obligaba a las empresas a dedicar un número mínimo de empleados, vehículos, etcétera.

El problema de este sistema se ha dejado notar en las últimas semanas en lo que se refiere a la limpieza urbana: el margen de reacción del Ayuntamiento ante las quejas ciudadanas es limitado, puesto que, simplificando la cuestión, a las empresas que prestan el servicio no se les exige que no se encuentre basura en las aceras, sino que haya tantos empleados limpiándola o que los camiones pasen tantas veces. Eso es lo que, sumado al recorte presupuestario impuesto por el Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón (PP) en junio de 2010, puede haber incidido negativamente en la calidad del servicio prestado.

Lo que tiene previsto poner en marcha el Ayuntamiento de forma inmediata es un sistema de licitación y control de contratos basado en los resultados obtenidos y no en los recursos invertidos para ello. Es decir, no va a pagar por el número de barrenderos que haya en las calles o las veces que pase el camión de la basura a vaciar los contenedores, sino por su grado de eficacia a la hora de mantener las papeleras limpias o las calles y aceras baldeadas, por ejemplo.

Este sistema, que ya se emplea en la Calle 30, se pondrá en marcha dentro de tres o cuatro semanas con la concesión del servicio de atención presencial, web y telefónico (010) Línea Madrid. Para empezar, se extenderá a todo ese contrato el pago por ciudadano atendido que ya funciona desde 2008 en la vía telefónica: da lo mismo cuántos empleados haya disponibles, lo que importe será a cuánta gente se dé respuesta.

Además, el Ayuntamiento pagará más por unas gestiones que por otras, ya sea por su complejidad como por el interés que tenga en que se realicen a través de Línea Madrid. Y aplicará el nuevo sistema de control de calidad del servicio, de forma que puede llegar incluso a descontar dinero a las empresas en función de parámetros como un tiempo de respuesta excesivo o un alto grado de insatisfacción ciudadana.

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De esta forma, espera ahorrar hasta un 10% sobre el presupuesto de los contratos ahora en vigor.

En lo que se refiere a la limpieza urbana, el nuevo sistema estará en marcha en el primer semestre de 2013, que es cuando concluyen el 80% de los contratos ahora vigentes. A medida que vayan expirando el resto, se irá incluyendo la prestación de esos servicios en las nuevas concesiones.

En septiembre ha comenzado a reunirse el grupo de trabajo que definirá el nuevo sistema de contratación (zonas en las que se divide la ciudad, parámetros de control cualitativos y cuantitativos, años de concesión, etcétera). La previsión municipal pasa por tenerlo listo dentro de un año.

El recorte presupuestario se consolida

El Ayuntamiento de Madrid tiene previsto unificar los servicios de limpieza viaria, recogida de basuras y mantenimiento de parques y jardines para que en 2013 sea ya una sola empresa concesionaria la que se encargue de todo ello, y no varias, como sucede en la actualidad. Espera así mejorar la eficacia del servicio y ahorrar costes, en concreto hasta un 10% del presupuesto actual, que será el que se tome de referencia.

De esta forma, se consolida para los próximos años (como mínimo, probablemente, hasta 2018) el recorte presupuestario aplicado en junio de 2010, que se justificó por la necesidad de controlar el déficit del Estado, temporalmente desbocado. A los contratos en vigor se les aplicó entonces una rebaja del 15%. En consecuencia, las empresas dejaron de sustituir a los empleados enfermos o de vacaciones, se suprimió la campaña de Navidad y de recogida de la hoja en otoño, se redujo la recuperación de envases y la limpieza de papeleras y contenedores, y se eliminó la recogida de muebles y enseres.

Con el nuevo modelo unificado, que se pondrá en marcha en 2013, la ciudad se dividirá en de tres a cinco zonas, y en cada una se licitará un contrato global de limpieza urbana, al que podrán aspirar tanto las grandes compañías como las pymes, probablemente al alimón en lo que se conoce como Uniones Temporales de Empresas (UTE). De hecho, el Gobierno municipal quiere establecer criterios que cuiden a las pymes para que, dado el enorme volumen de los contratos, estos no recaigan exclusivamente en grandes empresas.

Según el concejal de Hacienda, Juan Bravo, para entonces, e incluso antes, en 2012, el retraso de pago a los proveedores (que en el caso de las empresas de limpieza ha llegado a alcanzar hasta nueve meses) estará prácticamente solventado.

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