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La familia de un obrero muerto por el amianto exige 300.000 euros a Michelin

El País

La familia de un trabajador de la planta de Michelin de Vitoria, muerto en 2008 por un cáncer de pleura que le causó su contacto con el amianto, reclama 300.000 euros a la empresa por responsabilidad civil. La vista se celebró ayer en un Juzgado de lo Social de Vitoria tras la sentencia emitida por otro juzgado de la capital alavesa, ratificada después por el Tribunal Superior. Ambos fallos confirmaron que Javier Martínez Díaz de Zugazúa falleció por trabajar expuesto al amianto en dicha compañía.

El empleado, fallecido en noviembre de 2008, ocupó diferentes puestos entre 1974 y ese año en la planta vitoriana de la multinacional francesa, donde, según se ha demostrado, el amianto se usaba como material aislante sin que se adoptasen medidas de protección, ni mediciones ambientales, ni se hicieran reconocimientos médicos a los trabajadores.

Sin embargo, la dirección de Michelin ha negado en todo momento que los trabajadores de su planta hayan tenido contacto con el amianto en su labor, según explicaron ayer miembros de la Asociación de Víctimas de Amianto de Euskadi (Asviame) que se concentraron ante el Palacio de Justicia de Vitoria. Ana, viuda del obrero fallecido, participó en la protesta y dijo que "se está tapando" el problema y hay otros casos de trabajadores afectados por el amianto en Vitoria "que no han salido a la luz".

Sordera profesional

Por otra parte, el Superior ha ratificado una sentencia que reconoce la hipoacusia (sordera profesional) de un trabajador de Nervacero por la exposición continuada al ruido en la planta de esta firma en Trapagaran. Por vez primera, un tribunal vasco ha admitido el origen laboral del problema, pese a que el empleado sufre una lesión previa en el oído, según informó CC OO Euskadi.

A juicio del sindicato, este dictamen puede marcar "un antes y un después" en la lucha contra el ruido en el trabajo, que afecta al 30% de la población ocupada, según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo.

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El trabajador sufría una dolencia en el oído -perforación tubárica- de origen común. Ello, unido a la exposición al ruido en el departamento de laminación de Nervacero, le ha causado una pérdida de audición permanente tanto de frecuencias agudas como de las conversaciones cercanas. En dicha planta, donde el afectado ha trabajado como operario de mantenimiento eléctrico, el nivel medio de ruido si sitúa en 85 decibelios.

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