Serra frente a Brancusi
El Guggenheim confronta en una exposición las piezas de los dos artistas - Son obras que "dibujan el volumen" y "definen el espacio"
El escultor Richard Serra (San Francisco, 1938) es el artista mejor representado en el Museo Guggenheim Bilbao, gracias al conjunto de ocho gigantescas piezas de acero que conforman la instalación La materia del tiempo ocupando una sala de 3.000 metros cuadrados de superficie. En ningún museo del mundo el trabajo de Serra, ni el de otro escultor contemporáneo, tiene tanto protagonismo. La estrecha relación entre el Guggenheim y Serra se completa ahora con una exposición que confronta sus obras con las de otro maestro de la escultura del siglo XX, Constantin Brancusi (Hobita, Rumania, 1876-París, 1957). Ayer se inauguró Brancusi-Serra, con 40 esculturas y una serie de obras sobre papel, que recorren la producción artística de los dos autores.
La muestra cuenta con 40 esculturas y obra sobre papel
El proyecto ha sido realizado con la Fundación Beyeler, de Basilea
A pesar de que Serra siente que en España casi tiene una familia, lo confesó el pasado año días después de recibir el premio Príncipe de Asturias de las Artes, no ha viajado a Bilbao para asistir a la apertura de la exposición. Otro proyecto le mantiene ocupado en los Estados Unidos.
Serra descubrió la obra de Brancusi en sus años de estudiante en París, a mediados de los años 60 del siglo XX. Entonces, el reconstruido estudio del escultor servía de inspiración a los dibujos del joven Serra, fascinado por su habilidad para captar la tridimensionalidad. Ya en la madurez, el artista estadounidense reconoce su interés por el asomo de la abstracción a las esculturas de Brancusi, aún manteniéndose dentro de la figuración, y por la manera en la que "articula la forma en el espacio y dibuja el volumen".
La exposición conjunta de las obras de Serra y Brancusi ha sido dirigida por el comisario Oliver Wick, de la Fundación Beyeler, de Basilea, donde se presentó la pasada primavera. "Por si solas, las obras presentadas forman una retrospectiva de cada artista", explica Wick. "En Brancusi subyace como dibuja el volumen, como delinea un contorno y define las formas; en Serra, un corte radical en el espacio que difiere de la arquitectura".
El comisario propone que la visita comience en el balcón de la primera planta del Guggenheim que se asoma a la sala en la que están instaladas las esculturas de La materia del tiempo. Allí se ha colocado una de las variaciones de El beso, de Brancusi. No hay un vínculo directo entre las obras de Serra y El beso, pero el comisario invita a unir la visión de la monumentalidad de las esculturas de La materia del tiempo con el valor eterno del amor que representa El beso.
El recorrido muestra que ni Serra ni Brancusi establecieron jerarquías en los materiales. La humildad del yeso se mantiene a la altura del bronce pulido en las cabezas y los pájaros de Brancusi, y las piezas de caucho y tubos de neón, a la del acero y plomo en las esculturas de Serra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.