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Danza a ritmo de los McCartney

Paul compone para el New York City Ballet y Stella diseña el vestuario

En el siglo XXI nadie se resiste a poner a una celebridad en su cartel. Ni siquiera el mundo del ballet, antaño entregado a rendirle pleitesía a sus propios dioses, por lo general ajenos a las revistas del corazón. Pero los tiempos cambian y parece que para conseguir la atención del público un nombre famoso puede marcar la diferencia en la taquilla, así que ya nadie se resiste a su embrujo. Por eso la próxima semana -el día 22- Nueva York verá el nacimiento de una nueva e inesperada estrella en el mundo del ballet: el exbeatle Paul McCartney. Pero que nadie espere verlo envuelto en gasas y tules. No sería una visión agradable. Lo suyo sigue siendo la música y por eso el New York City Ballet le ha invitado a que componga una nueva pieza para su repertorio titulada Ocean's Kingdom, con la que se abrirá la temporada de la veterana compañía neoyorquina.

Las entradas para la obra, que se estrena la próxima semana, están agotadas

El pasado verano, McCartney llenó el estadio de los Yankees durante un concierto en el que la reventa alcanzó precios astronómicos, así que es de esperar que el New York City Ballet cuelgue el cartel de "no hay entradas" a diario. Y no solo por la música que lleva su firma, sino porque su hija, Stella McCartney, ha sido la encargada de diseñar el vestuario, y eso significa que la horda de adictos a la moda que puebla Nueva York cambiará sus bares exclusivos por una noche en el ballet con tal de ver lo que ha hecho la venerada diseñadora.

Todo esto no son conjeturas: la gala de apertura del New York City Ballet, que se celebra el mismo día del estreno de Ocean's Kingdom, solía recaudar unos dos millones de dólares anuales (1,5 millones de euros), pero desde que se anunció la participación del tándem McCartney, ya se ha conseguido casi el doble, entre venta de asientos y donaciones (las galas son una de las fórmulas de financiación de las instituciones culturales en Estados Unidos). Incluso a los más ricos les encandilan las estrellas.

No es la primera vez que el New York City Ballet invita a un músico contemporáneo a componer una nueva obra para la compañía, pero sí es la primera que invitan a uno tan popular. Antes le precedieron talentos como Wynton Marsalis o John Adams, nombres que solo hacen vibrar a los amantes del jazz y de la música minimalista, respectivamente, pero cuyos rostros nunca han aparecido en las portadas de las revistas del corazón y cuyas creaciones nunca entraron en las radiofórmulas.

En este caso, además, McCartney no se ha limitado a componer la obra, sino que ha escrito la historia -el amor de Honorata, hija del rey Oceáno, se lo disputan el rey Tierra y el príncipe Piedra- y ha hecho múltiples sugerencias visuales para los decorados e incluso para las coreografías.

Paul McCartney, con el coreógrafo y bailarín Peter Martins; a la derecha, un ensayo del ballet.
Paul McCartney, con el coreógrafo y bailarín Peter Martins; a la derecha, un ensayo del ballet.CORDON

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