Rajoy se pone la venda: "Salir de donde estamos va a ser muy difícil"
El líder del PP promete "concordia" y pide un respaldo electoral muy amplio
Mariano Rajoy está muy preocupado. No solo se le nota en su discurso. También lo señalan en su entorno. La victoria se da ya por segura, eso no le inquieta. Pero la situación económica no se aclara, sobre todo las turbulencias en los mercados. El líder del PP tiene información puntual del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el que ha hablado muchísimo este verano, y de la vicepresidenta, Elena Salgado. Y por primera vez, sobre todo después del pacto para la reforma constitucional, que implica una nueva ruptura en la izquierda, se ve ya tan claramente en La Moncloa que los datos preocupantes que tiene le hacen temer por la situación que encontrará.
Tal vez por eso el líder del PP, en su arranque oficial del curso político como cada año en el castillo de Soutomaior (Pontevedra), cambió el tercio de su discurso para empezar a preparar a los ciudadanos para lo que pueda venir, y sobre todo para ponerse la venda antes de la herida.
"Se equivoca quien crea que esto se arregla sin esfuerzo", advierte el candidato
Si hace unos meses el discurso era que el PP iba a resolver la crisis y a crear empleo enseguida, ahora hay un cambio: "No voy a hablar del Gobierno, es el pasado. Lo que nos toca y nos preocupa es mirar al futuro. Yo lo que quiero deciros es que nos espera una tarea muy difícil por delante. Quien piense que las cosas van a ser fáciles se equivoca, quien piense que se puede hacer sin esfuerzo se equivoca, y quien crea que esto se arregla con una varita mágica se equivoca". El líder del PP está claramente avisando de que la crisis será larga y la salida muy dura, por lo que prepara a la gente para que no le exija resultados inmediatos.
Aunque estaban en el fondo de su discurso, basado en la austeridad y centrado en el ejemplo de las comunidades autónomas gobernadas por el PP -habló en especial de Galicia en una semana en la que ha apoyado totalmente el recorte del 20% en Castilla-La Mancha-, Rajoy no concretó ninguna medida impopular y evitó el dramatismo que, según piensan en el PP, hundió a David Cameron en la campaña electoral británica, pero sí mostró una gran inquietud: "Salir de donde estamos va a ser muy difícil", remató, "pero vamos a superar todas las dificultades. Que no haya dudas. No existe crisis lo suficientemente profunda que no podamos superar. Tenemos talento, dinamismo, somos una gran nación, una nación imbatible que se llama España".
Ante esta apelación patriótica, en la que insistió varias veces al hablar de "encrucijada histórica" y de la que depende el futuro de la nación, Rajoy concitó el entusiasmo de los militantes.
Después de cuatro años de crítica durísima al Ejecutivo, y en especial a su presidente, y de votar en contra de todas sus medidas impopulares, algo que recibió muchas críticas, Rajoy ya da por muerto al Gobierno y ahora busca la mayoría absoluta para un proyecto que presenta como de reconciliación. Hundido el rival, ahora pide que acabe la batalla. Y para eso hace lo que muchos le reclamaban en el partido: pedir un "mandato claro" a los españoles -es decir, mayoría absoluta- para afrontar esos momentos difíciles. "Lideraré esa tarea desde el diálogo y la concordia, no queremos líos ni disputas ni problemas, queremos resolver los problemas reales de los españoles", aseguró.
Precisamente el día anterior, en la votación de la reforma constitucional, Rajoy comprobó que sí tendrá que enfrentarse a un problema serio con los nacionalismos catalán y vasco, alejados ahora con claridad del pacto constitucional. Los segundos nunca estuvieron, pero los primeros sí, y la relación con CiU es una de las mayores preocupaciones de Rajoy, sobre todo si no alcanza la mayoría absoluta.
El candidato popular habló en todo momento de austeridad y ajuste de las cuentas públicas, aunque a la vez, de forma aparentemente contradictoria, trató de ganarse las simpatías del electorado gallego con dos promesas en línea con lo que reclama el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo: prometió que cuando presida el Gobierno de la nación finalizará el AVE a Galicia, aunque no puso fechas como le exige allí la oposición, y garantizó que permitirá a las comunidades que tengan mucho más tiempo para pagar lo que deben al Estado por lo que ingresaron de más con el sistema de financiación.
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