Luis Tosar se inspira en la calle
La imagen del actor que ensaya su papel mirándose a un espejo es un tópico que en lo que respecta a Luis Tosar (1971) está totalmente alejado de la realidad. En su caso, las claves para desarrollar la psicología de un personaje aparecen paseando por las calles, parques y otros lugares de la ciudad en la que reside habitualmente, Santiago de Compostela. "En mi casa no tengo un despacho o un lugar para estudiar los papeles. Los actores jugamos con estímulos y necesitamos ver y observar para hacer nuestro trabajo. Nuestra oficina es el mundo", explica el actor gallego que en los últimos meses ha afrontado un nuevo reto al interpretar el papel principal en A ópera dos tres reás, un musical en versión gallega basado en la obra escrita por Bertolt Brecht y con música de Kurt Weill. La experiencia de cantar no le es ajena, ya lo hace al frente del grupo Di Elas, que en primavera publicó su primer disco.
Tosar es uno de los grandes actores del panorama cinematográfico español de los últimos años, se caracteriza por interpretar con maestría a personajes difíciles, como el maltratador de Te doy mis ojos (2004), el preso de Celda 211 (2009) o incluso el desempleado de Los lunes al sol (2003), interpretaciones que le valieron sendos premios Goya. Personajes que pueden llegar a transmitir terror y ternura al mismo tiempo. A la hora de buscar la inspiración le gusta pasear por lugares como el parque de Santo Domingo de Bonaval de Santiago, un antiguo cementerio que hace casi veinte años fue convertido en un espacio verde para los paseos de turistas y vecinos. "Cuando llegué a vivir a Santiago, el parque todavía no se había transformado en lo que es ahora. Me gusta la idea de que un lugar asociado a la muerte se haya convertido en un espacio de ocio. Incluso hace años tuve la oportunidad de trabajar aquí en un montaje teatral. Es un lugar que tiene mucho que ver conmigo en todo", concluye.
Muy vinculado a Galicia también en lo profesional, siempre le atrajo de Santiago la sensación de melancolía que parece salir de sus calles de piedra. "Es un lugar inspirador para lo bueno y para lo malo. Es muy melancólico, pero también es una ciudad en la que he vivido experiencias muy buenas". El contacto con la calle y con las personas que caminan por ellas es la clave para un actor que tiene la necesidad de meterse en la piel de sus personajes. "Es curioso, pero la concentración a veces te llega en lugares que no son tranquilos, en ocasiones en pleno bullicio es cuando puedes concentrarte. A mí la soledad no me permite hacerlo, tiene que haber cierto movimiento para conseguirlo". Y así no le importa buscar las rendijas para encontrar inspiración en aviones, aeropuertos, hoteles o automóviles que con tanta frecuencia se ve obligado a utilizar.
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