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Un tortuoso y frustrante viaje en pos de socio

El viaje que Caja Mediterráneo (CAM) inició en mayo de 2010 en busca de socios para una fusión fría ha acabado en ninguna parte. A lo largo de estos últimos 14 meses, la entidad más emblemática de las finanzas alicantinas solo ha cosechado reveses. Y ahora está abocada a entregarse al Banco de España.

Los máximos representantes de la entidad, Modesto Crespo y Roberto López Abad, respectivamente, iniciaron el periplo exhibiendo la solvencia y poderío la caja, extremo que, en su opinión, les garantizaba liderar cualquier proyecto de fusión. Pero el resultado final a las múltiples intentonas por buscar una pareja de baile, siempre fue el mismo: el no rotundo de los pretendientes.

La primera posibilidad que los directivos de la CAM exploraron de cara a la fusión fría fue una unión con la vecina Caja Murcia. Los rectores de esta última entidad acabaron declinando la oferta.

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El Banco de España tomará la CAM

Tras el fallido intento de fusión con Caja Murcia, la CAM tanteó otras alternativas. Sobre el tapete de la negociación se puso hasta una fusión con Bancaja o Caja Madrid.

En julio de 2010, prácticamente al límite del plazo oficial del Banco de España, la CAM logró integrarse en el SIP (Sistema Institucional de Protección) con otras tres cajas: Cajastur, Caja de Cantabria y Caja de Extremadura.

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El proceso de constitución del SIP estuvo plagado de peleas internas en el seno del consejo de administración de la CAM, la mayoría de ellas motivas por la falta de transparencia de la cúpula del órgano (Crespo y Roberto López Abad) a la hora de informar al resto de miembros.

Ratificado el SIP por la CAM, la entidad se encontró con la sorpresa de que sus otros tres socios la expulsaron a principios de abril de 2011 del club. La caja retomó su camino en solitario en busca de un socio privado. Objetivo hasta ahora fallido.

Y entre tanto, las discrepancias internas en el seno del consejo han aflorado. Un grupo de consejeros ha forzado la convocatoria de una reunión no formal del consejo de administración (la sesión está convocada oficialmente para el lunes) para analizar los resultados del temido examen de solvencia del Banco Central Europeo.

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