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Profesores y padres se encierran en un colegio de Ferrol contra los recortes

Los alumnos del centro aumentan mientras la Xunta rebaja docentes

La decisión de la Consellería de Educación de meter tijera a la plantilla del colegio de San Xoán de Ferrol ha sublevado a la comunidad escolar. Profesores, padres y alumnos de este Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) de la ciudad participan en un encierro por turnos en sus aulas y advierten que no cejarán en su protesta hasta que la Xunta atienda su única demanda: mantener su plantel docente tal y como estaba.

Terminaron el año escolar (2010-2011) con 189 escolares y 25 profesores en plantilla, entre personal fijo y de apoyo. El próximo curso 2011-2012 tendrán 18 alumnos más (207 niños) y siete maestros menos. El recorte que plantea la Xunta supone un 28% menos de personal docente para educar a un alumnado que crece un 10%. El colegio de San Xoán de Filgueira está en la frontera entre los barrios y la zona rural de Ferrol. A esta escuela acuden 52 niños gitanos de tres campamentos chabolistas de la zona y 16 alumnos inmigrantes de ocho nacionalidades, algunos, con muchísimas dificultades con el idioma.

Buena parte de los estudiantes tienen necesidades educativas especiales

La oposición del centro a los recortes de Educación es frontal. Defienden que no son un colegio corriente y que su singularidad radica en la composición del alumnado: el 30% son gitanos y hay un 11% de inmigrantes. La dirección de San Xoán todavía exhibe otro dato contundente para justificar su protesta: el 48% de los escolares tienen necesidades educativas especiales, proceden de familias en riesgo de exclusión social o precisan clases de apoyo para saltar de curso con el nivel curricular exigido. "Somos un centro inclusivo en situación especial y lo que pedimos es que se respeten nuestras particularidades", explica su directora, Marián López.

La protesta arrancó el pasado jueves, apenas unas horas después de que el inspector de zona les trasladase la decisión de Educación de recortar su plantilla docente. Sobre el papel, el catálogo de puestos de trabajo del próximo curso escolar les asignó 14 maestros fijos y una orientadora compartida con otra escuela. Reclamaron a la Inspección y lograron conservar dos profesores más, pero, pese al incremento de matrículas, contarán con siete docentes menos que el curso pasado, sumando a fijos, interinos y de apoyo. Desde el claustro de profesores aseguran que este "tijeretazo" al personal docente les obligará a reducir las aulas de Primaria de nueve a seis, a base de amontonar a más niños (hasta 25) en una sola clase y rebajar la atención específica que necesitan. Además, tendrán que prescindir de un profesor de Primaria, un tutor de inglés y otro de refuerzo educativo.

"No pedimos más que lo que ya teníamos", apunta el profesorado, que invierte parte de su tiempo en tutorías especiales "muy personalizadas" y educación en valores. Exigen a la Xunta que "reconozca su singularidad y profundice en su realidad educativa" en lugar de aplicar estrictas ratios. "Esto era un paraíso educativo", resume Marta Suárez, una de las profesoras de refuerzo especializada en alumnado gitano. Lamenta la poca sensibilidad del Gobierno por preservar los éxitos de este colegio ferrolano en la integración social. "Aquí los niños gitanos están escolarizados desde los tres años y son un alumno más. No ocurre en todos los colegios y eso es de destacar", dice Suárez.

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La comunidad escolar ha hecho piña y se turnan en tres tandas de diez o 12 personas para mantener activa su protesta mañana, tarde y noche entre la sala de profesores y la biblioteca. Han cubierto la entrada al centro con pancartas que reprochan al conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, que "os nenos non son números". Esta semana han trasladado sus quejas a todos los grupos de la corporación ferrolana y esperan un cambio de postura de la Consellería de Educación en una reunión fijada para el 12 de julio. Hasta entonces, permanecerán acampados en el colegio.

Lluvia de premios

En 2008, el Ministerio de Educación le otorgó a este pequeño colegio ferrolano el primer premio nacional de buenas prácticas educativas. Un año más tarde, fue el propio Ayuntamiento de Ferrol el que reconoció el buen hacer de este centro en la integración social de la comunidad gitana y del alumnado extranjero con la Insignia de Ouro de la ciudad.

A la escuela de San Xoán acudían el curso pasado 189 niños de tres a 12 años de ocho nacionalidades. El 12% proceden de lugares tan dispares como Armenia, China, Marruecos, Brasil, Portugal o Estados Unidos. Otros 52 alumnos son gitanos y llegan cada día desde tres poblados chabolistas de Leixa donde el menudeo de drogas es el pan de cada día.

La dirección del centro presume de haber logrado reducir "prácticamente a cero" el absentismo escolar del alumnado gitano y del buen comportamiento de todos los escolares al margen de sus notas. Cuentan con un huerto ecológico, programas específicos de lectura, cálculo, convivencia, ahorro energético y "paseos por el arte".

"Somos un colegio de premio y nos van a escarallar con los recortes", resume un veterano profesor.

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