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Menos público y las mismas ganas en la primera noche del Sónar

Menos público del esperado en la noche de Underworld y Magnetic Man

Al contorsionista líder de Underworld, Karl Hyde, le gusta mantenerse alejado todo lo que puede "del oscuro lado de la sardina". "No como criaturas del mar", explicó en su diario de gira al relatar su reacción cuando lo llevaron a un restaurante de pescado nada más aterrizar el viernes en la atlántica A Coruña. Pese a este pequeño desliz que le hizo sentirse "como en Kioto", Mr Hyde se declaró conquistado por la ciudad que acogió este fin de semana el segundo Sónar Galicia. Al mítico dúo del pop británico de los 90 le tocó abrir la primera de las dos noches que conforman la recortada versión galaica del afamado festival internacional de música avanzada con sede principal en Barcelona. Y conquistado tenía de antemano a un público en su mayoría del norte de la Península y sediento de electrónica en directo.

Las ganas de disfrute superan cualquier merma musical
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Pese a algún momento de decaimiento durante este primer concierto programado quizás demasiado temprano en una larga sesión que terminó pasadas las seis de la madrugada, la gente acabó por rendirse ante estos popes de los noventa. Underworld ofreció lo que se esperaba de ellos en el arranque del Sónar Galicia: baile y espectáculo al ritmo de grandes juegos audiovisuales, luces de colores y clásicos de lo que fue la antesala de la electrónica. Mr Hyde, con sus muecas y contorsiones amplificadas en las pantallas, supo llevar el compás de un público de todas las edades. A su espectáculo tampoco le faltaron reminiscencias de otras épocas recientes, como las bocanadas de humo discotequero que salpicaron su enérgica actuación de hora y media en la que mezclaron viejos temas con su nuevo trabajo Barking. Y cuando decayó el ambiente, el dúo supo darle un giro con su Born Slippy que, en una versión alargada, supuso un final apoteósico.

No parece que en esta segunda edición el Sónar Galicia, pese a haber reparado errores del año pasado (suprimió, por ejemplo, las actuaciones del hall de Expocoruña por sus nulas cualidades acústicas), vaya a colgar de nuevo el cartel de no hay entradas. Apenas unas 4.000 personas acudieron a la primera cita del viernes. El festival que se promociona como "en venta", con un recortado patrocinio de la Xunta, ni siquiera dio a quienes desembolsaron los 65 euros del abono para los dos días esas pulseritas que tanto le gusta lucir a todo festivalero que se precie.

Pero no faltó, no obstante, ni energía ni ganas de rendirse a la cadencia más endiablada de la electrónica. Fue una larga noche de bailoteo con una sucesión de pinchadiscos de todos los estilos y procedencias. Hubo altibajos en las actuaciones, e incluso algún pinchazo, como el mal sonido que ofreció el DJ coruñés Ino con la Keise Band. También hubo algún que otro bajón en la actuación de los también británicos Magnetic Man, otro de los platos fuertes de la noche del viernes en A Coruña. Pero, especialistas como son en públicos masivos, tampoco tuvieron que trabajárselo mucho para animar la pista con sitio de sobra para bailar. Las ganas de disfrute en el Sónar Galicia superan cualquier merma musical. Y el eclecticismo y variedad de la programación también ayudan. La noche terminó entre las percusiones techno de Shackleton, los angoleños ritmos verbeneros de Buraka Som Sistema y el frikismo del DJ que se hace llamar The Gaslamp Killer.

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CABALAR (EFE)

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