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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Salud

David Trueba

El momento más perdurable de la retransmisión de la boda real británica consistió en ver a Catalina y Guillermo en su coche de recién casados por las calles de Londres. Por orden estética de la autoridad superior estas aparecían despojadas de semáforos. Para la gente de a pie, quitar los semáforos es símbolo de poder absoluto. La contaminación visual de nuestras ciudades es tal que en cualquier calle de Madrid lo único que alcanzas a ver son farolas, chirimbolos, apliques, papeleras, señales de tráfico, placas regulatorias, pantallones publicitarios y banderolas. Admirar un edificio relevante provoca tortícolis.

En Norteamérica, donde las familias reales europeas despiertan la misma curiosidad que a nosotros las ceremonias de recibimiento polinesias, el seguimiento de la boda fue tan espectacular que hasta el comentarista más en forma de la televisión, Bill Maher, se vio obligado a recordar a sus conciudadanos que la fundación del país se sustentó en dar una patada en el culo a la monarquía y propulsar un sistema donde la sucesión sanguínea careciera de relevancia en el reparto del poder.

En la misma Inglaterra se sucedieron las parodias y hasta se vende un libro, impreso en España, en el que a partir de fotografías casuales de dobles de la familia real, se compone un álbum cotidiano desde los días de la ceremonia hasta la conga desmadejada de fin de fiesta. Up in the aisle retrata la cara oculta de los contrayentes: ella en la depilación de ingles a la brasileña, y él de despedida de soltero con sus amigotes beodos. La página final retrata a la Reina sentada en un inodoro, bragas en los tobillos, y en un giro similar a leer a Boris Izaguirre glosando desatrancos de pocería, se presenta a Elton John sometido a un enema anal antes de cantar en la ceremonia.

La saludable querencia por el vitriolo convierte a los países anglosajones en ejemplares frente a nuestra maledicencia y la estupidez de inventarle dolorosas muertes al Rey. Solo la España mental de Els Joglars o aquellas maravillas de Gurruchaga sometiendo a instituciones como la Iglesia, la Navidad, el Barça o Felipe González a la jibarización y el degüello, quedan a la altura. Es libertad y salud mental. Presumimos, pero carecemos de ellas.

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