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Las consecuencias del 22-M

Carlos Fabra se despide de sus críticos con un "hasta nunca"

María Fabra

El aún presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, se despidió ayer de la institución provincial después de 24 años, ocho en la oposición y 16 en el Gobierno. Tuvo solo tres palabras para quienes han criticado su gestión y sus prácticas: "Adiós, hasta nunca", dijo. Y se regocijó en los "espectaculares" resultados electorales obtenidos por el PP y la "paliza morrocotuda" a los socialistas. Sin atisbo de autocrítica, ni referencia a su situación judicial, imputado por tráfico de influencias, cohecho y fraude fiscal, solo lamentó dejarse alguna obra por hacer "y no haber podido ver aterrizar aviones siendo presidente de esta Diputación".

Fabra dijo que se va porque quiere, pese a haber hecho algún intento por seguir en la vida institucional, aun cuando se mantendrá en su puesto de presidente provincial del PP. Se reincorporará, en breve, a su cargo de secretario de la Cámara de Comercio, donde conservará su escolta, pagada por el PP, y el coche y chófer oficiales, financiados por la Cámara, de la que percibirá un sueldo de 90.000 euros anuales.

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