Dardo Cúneo, intelectual argentino
Escritor, periodista, fue defensor del socialismo democrático del país
Si los viejos luchadores se merecen un homenaje, nadie más apropiado para recibirlo que Eduardo, Dardo, Cúneo, militante socialista, escritor, periodista y erudito argentino que falleció ayer en Buenos Aires, a los 97 años. Dardo Cúneo, como siempre firmó y se le conoció, fue un incansable luchador que estuvo presente durante décadas en la vida intelectual y política de Argentina como ensayista y comentarista político.
En diciembre de 2003, con ocasión de su 90º aniversario, fue objeto de un gran homenaje en la Biblioteca Nacional, donde se abrió una exposición titulada Militante de la utopía. En otro acto público, al que acudieron periodistas, como su amigo Rogelio García Lupo, y políticos, como Rubén Giustiani, presidente del PS, Cúneo recordó algunos aspectos de su azarosa vida. Entre otros, la crónica que envió el 30 de julio de 1936 al diario Crítica, de Buenos Aires, desde un barco en el que viajaba rumbo a su admirada II República Española y que, en una escala y al conocerse el golpe de Estado militar, fue tomado por su tripulación y llevado a un puerto leal en lugar de ser desviado a Canarias, como quería su capitán. Un camarero republicano tomó el mando del Santo Tomé se llamó aquella crónica, la primera de las muchas que escribió durante la Guerra Civil.
De vuelta a Argentina, Dardo Cúneo, defensor del socialismo democrático, se implicó en el movimiento reformista universitario y alternó el trabajo en las redacciones con la publicación de una larga lista de libros de ensayo y biografías, entre ellas una especialmente apreciada que vinculaba a Sarmiento y a Unamuno.
Cúneo participó en la victoria de Arturo Frondizi como presidente de la Republica Argentina, que gobernó entre mayo de 1958 y marzo de 1962, cuando fue derrocado por un golpe militar. Frondizi está considerado como el mayor impulsor del desarrollismo argentino. "Era la posibilidad de realizar una socialdemocracia criolla. Por eso estuve allí", explicó años después en una entrevista. Sin embargo, aceptó un cargo como embajador en la OEA que le ofreció el Gobierno posterior.
Cúneo criticó duramente al justicialismo y al general Perón, pero, dada su radical independencia, sus relaciones con el pequeño Partido Socialista y con el radicalismo, con el que también estuvo implicado, no fueron tampoco siempre buenas. Fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores durante cuatro periodos.
Con el regreso de Perón, decidió irse a vivir a Venezuela, pero volvió a Argentina, en 1979, para encontrarse con la dictadura militar, que detestó. No fue hasta la presidencia del radical Raúl Alfonsín cuando se le empezaron a reconocer sus méritos, con el premio de la Sociedad General de Autores y del Fondo Nacional de las Artes.
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