El refugio del maestro del zigzag

El decano de la firma y de la saga familiar más señera de la moda italiana conserva en Sumirago (Varese) su estudio personal, en las suaves estribaciones de los Alpes italianos. Tai, como le dicen todos, dejó la firma en manos de los hijos hace unos años, pero viene aquí todos los días y de vez en cuando su hija Ángela le pide soluciones que solo pueden darse desde la experiencia. Missoni (Ragusa, 1921) acaba de publicar sus memorias bajo el sugerente título Una vita sul filo di lana (Rizzoli) donde ese juego de palabras (una vida sobre un hilo de lana) alude a la lana como la materia fundamental sobre la que ha armado un lenguaje gráfico y estético de gran originalidad. Todo vitalidad, Ottavio escribió estas memorias en colaboración con el periodista y escritor Paolo Scandaletti, consiguiendo un degustar ágil, casi novelesco: "Este libro está escrito sin ninguna pretensión", afirma el gran estilista que ha recogido entre sus laureles la fidelidad de una clientela exquisita: de Rudolf Nureyev a Audrey Hepburn, de Laurent Bacall a Riccardo Muti, de Plácido Domingo a Pedro Almodóvar: "He probado a estructurar un oficio donde la malla de punto juega un papel fundamental desde hace más de 45 años y donde hay dos componentes básicos: el hilo de lana y la máquina, en combinaciones infinitas donde entran después otros hilos, el cashmire, la seda, el algodón". Pero Missoni va un poco más allá en la búsqueda de un concepto. "En el sentido de la estética puede hablarse de la materia y el color. De ahí sale todo, no se sabe muy bien cómo". Las memorias van desde la infancia, su vida de deportista olímpico, la II Guerra Mundial, África, hasta un pasado como modelo de fotonovelas. Pero al final se centra en la pasión de su trabajo, un estilo legendario. Toda esa aventura de invención junto a una mujer, Rosita, una pareja que no se puede concebir por separado, repartiéndose armoniosamente los roles en más de 50 años de trabajo común: "Una vez Rosita vino de Egipto impresionada, y bromeando me decía: hace 3.000 años en tiempos de los faraones ya nos copiaban. Salimos adelante descubriendo y estabilizando nuestras propias reglas, sin un plan prefabricado". Y es que Missoni ha creado esa identidad que nos hace pensar en ella allá donde el zigzag esté: "¿El estilo? Pienso en la música, siete notas, combinaciones infinitas. En nuestro caso, cuatro colores y gamas infinitas también". El primer jersey de patchwork de los Missoni se atesora en el Metropolitan de Nueva York. Ottavio, admirado y respetado por todos, tiene una divisa: "Mi primer principio es no molestar a los demás. Jamás hemos creado polémicas. No juzgamos a los otros".