"¡Los españoles son idénticos! No sabía distinguirlos cuando llegué"
Hong Guang Yu Gao suelta una risotada antes de clavar el tenedor a un solomillo de ternera de tamaño familiar. Probó la carne roja por primera vez a los 16 años -está contando- cuando dejó la aldea montañosa de China en la que creció para emigrar al barrio madrileño de Vallecas, donde se puso a trabajar como camarero en uno de esos primeros restaurantes chinos que había en Madrid. Los coches y los hipermercados le dejaban boquiabierto. "Eso, y lo parecidos que son los españoles... ¡Eran idénticos todos! Solo sabía distinguir a hombres y mujeres, calvos y con pelo...". Y se monda de risa.
Es difícil imaginarse hoy a este hombre boquiabierto en un centro comercial. Parece distinguir las cosas bien y manejarse mejor en distintas plazas. Es, 25 años después de su llegada a España, el primer empresario chino que entra como vocal en una cámara de comercio española, la de Madrid. Es también vicepresidente de la Federación de Empresarios de la Comunidad de Madrid, lo mismo de la Asociación de Chinos en España y de la Asociación de la Región Qing Tian China en España. Y, por si faltaba algo, en las elecciones de 2003 a la Comunidad de Madrid, fue cabeza de lista del partido de Mutuo Apoyo Romántico, con poca gloria: solo logró 1.472 votos.
El empresario es el primer vocal chino en una cámara de comercio española
Juan, nombre que escogió como apodo español por su similitud con Guang, escoge para almorzar un restaurante de cocina de mercado en la plaza Cronos de Madrid, cerca de su oficina y de la redacción de este periódico. Opta por ensalada y carne y cuenta que le gusta todo tipo de comida española, pero no concreta si prefiere esta o la de su país.
¿Cómo se ha colado en la Cámara de Comercio de Madrid? ¿Cómo es que anda en tantas salsas? "Debemos participar más en las cosas, integrarnos mejor en la sociedad. El idioma es una barrera importante al principio, y entonces teníamos baja formación, pero ahora es diferente".
Hong Guang ha tenido cuatro restaurantes chinos en España y le echa mucha sorna a todas las leyendas urbanas que corren en torno al mundo de la restauración asiática. Pero el telón de fondo de esas historias parece preocuparle algo más. "Los mismos que nos critican son muchas veces clientes nuestros, entramos en negocios nuevos, como los bazares y los Todo a 100, cuando no los había en España, y ampliamos los horarios porque el cliente lo necesitaba, no porque no nos guste descansar...", recalca, e insiste en marcar la diferencia entre quienes lo hacen de acuerdo con la ley y quienes no lo hacen.
En 2003, cansado de los sacrificados calendarios y horarios laborales de la hostelería, dejó los restaurantes y comenzó en el negocio de la importación y exportación de productos con China. Sobre todo, lleva aceite y vino al gigante asiático.
Y este año... ¿luchará el exlíder del Partido del Mutuo Apoyo Romántico por la Comunidad de Madrid? "No... yo no, pero el partido político aún existe. En realidad, lo que buscaba era animar a los chinos a votar. Y era una forma de hacer que se involucraran en las elecciones, porque apenas votan".
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