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Cuerda lleva al cine la última novela de Manuel Rivas

No sale de Galicia. Ahora busca playas pequeñas. Busca almacenes de salazón abandonados, iglesias recoletas, aislados cementerios rurales. José Luis Cuerda (Albacete, 1947) el más gallego -por ourensano adoptivo- de los cineastas españoles, llevará al cine la última novela de Manuel Rivas, Todo é silencio (Xerais, 2010).

En el libro ha encontrado personajes y situaciones concretas. "No me gusta rodar sobre las ideas, sobre asuntos genéricos como el de las drogas, sobre la memoria histórica...", explica. El cineasta quiere hurgar en las personalidades. Saber por qué se toman o dejan de tomar determinadas decisiones que cambian una vida. "Quiero contar cómo se vive dentro de los personajes", reconoce y apunta de inmediato que en esta novela de Rivas ha encontrado imágenes y personajes que le han hecho evocar la película de Kazan Al Este del Edén.

La obra de Rivas le ha proporcionado ese microcosmos en el que una galería de personajes "fascinantes" sobreviven por encima de los parámetros habituales del ser humano, pero que "expresan a la perfección los elementos de una sociedad".

Rodaje en Galicia

El manchego empezará a rodar en mayo en A Coruña y alrededores. De momento ha salido dos veces en busca de exteriores al inmenso plató, en esta ocasión con mar, que ofrece Galicia. En breve repetirá viaje acompañado de Nacho Gutiérrez Solana, su ayudante de dirección en esta cinta que producirá Tornasol y de la que el propio Rivas es responsable del guión. Pese a ello, un guión no fielmente adaptado a la novela.

"La Literatura tiene un valor específico que no alcanza la imagen", resuelve Cuerda desmontando la tesis generalizada de que una imagen vale más que mil palabras. "Ni hablar; la imagen puede llegar a ser más útil pero, desde luego, no llega a alcanzar la complejidad de la palabra", sostiene echando por tierra la recomendación de Rivas, quien le sugirió que, en la película, las imágenes triplicaran el poder de la palabra.

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Como el cine es ambas cosas encerradas en una lata de poco más de una hora de proyección en la pantalla, guionista y director han decidido no llevar a la cinta todas las historias que se cuentan en Todo é silencio. "No quiero llegar a las dos horas de película, entre otras cosas, porque no podrían ponerse tres pases al día", remacha.

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