Carlos Areces: "Siempre tuve un viejuno dentro"
El actor alcanzó la popularidad gracias a los gags cómicos de La hora chanante y Muchachada nui. Pero se acabó la broma. Con Balada triste de trompeta, de Álex de la Iglesia, entra en la primera división del cine español.
Cuesta imaginar a Carlos Areces (Madrid, 1976) apuntando a la cabeza de un niño con una pistola. Pero no hay imagen infranqueable para Álex de la Iglesia. El director tuvo esta visión durante el rodaje de Plutón BRB Nero , la teleserie donde Areces interpretaba al suboficial de mando de una delirante nave espacial. "Todo empezó un día que me disfrazaron de mimo", rememora el actor. "Álex no podía contener la risa. Me decía: 'Estaría bien que fueras un payaso triste asesino que va golpeando a la gente con su pequeño saxofón hasta matarla".
Lo que parecía una anécdota más caló en el cineasta, que iba apareciendo con ideas de secuencias para una película: un payaso amenazando a una familia, dos payasos enfrentados a muerte... "Era todo tan brutal, tan grotesco, tan absolutamente incorrecto, que yo decía: '¡Sí, por favor, hagámosla!", se ríe Areces. Contra todo pronóstico, Balada triste de trompeta, tragicómico retrato de un triángulo amoroso en un circo de la España tardofranquista, acabó por desplazar a La marca amarilla, el macroproyecto que tenía previsto De la Iglesia . De obra supuestamente menor pasó a llevarse dos premios gordos (a mejor dirección y mejor guión) en una Mostra de Venecia presidida por un Tarantino rendido al humor violento de su émulo español.
"Cuando me vi en pelotas corriendo por el monte pensé: '¿Esto qué es? ¿'Jackass'?"
Carlos Areces confirma el ramalazo sádico del realizador. "En dos meses me sometió a situaciones que he evitado toda mi vida: correr desnudo congelado por el campo, subir a un elefante, tirarme de espaldas al vacío...". Y guarda particular trauma del desnudo integral. "Me pasé cuatro días en pelotas entre ortigas. Y solo podía pensar: 'Dios, ¿esto qué es? ¿Jackass?'. En los descansos, cuando estaba envuelto en una manta llena de barro reseco, aterido, sin poder proferir palabra, y pensaba que mi humillación no podía llegar más bajo, aparecía Álex por detrás y me canturreaba al oído: 'Como yo te amo, como yo te amooo...'. Creía que así me daba ánimos, pero no. Me costaba creer que él disfrutara tanto con mi dolor físico". "Carlos es como la Piedad", justifica De la Iglesia. "Su rostro refleja todo el dolor del mundo".
Todo tiene su recompensa. Areces, cómico bregado en la tele, alcanza el consenso entre todos aquellos que han visto la película. "Este es el primer paso en la carrera de un actor que va a ser mítico", se aventura De la Iglesia. "Va a estar a la altura de López Vázquez, Pepe Isbert o Alfredo Landa, ese rostro del verdadero cine español, capaz también del mayor drama".
Joaquín Reyes, su compañero en La hora chanante, Muchachada nui y, ahora, Museo Coconut , lo define de forma algo más brusca: "Pone la misma cara para decir 'te quiero' que 'me cago'. Eso es algo tan difícil". Y asegura que "se está convirtiendo en una diva. Yo en el set de Museo Coconut ya he dicho que le concedan todos sus caprichos".
Lo cierto es que el primero que ha tenido que ceder ha sido el propio Reyes. Miss Coconut, la dueña del museo inspirada en la baronesa Thyssen, iba a "haber sido el personaje principal de la serie ?"Carlos vestido de señora tiene una pintaza", reivindica?. Hasta que Areces se rebeló a este empeño en travestirle todo el rato. La cosa quedó en tablas: Miss Coconut haría una aparición anecdótica en cada episodio y a cambio interpretaría a otro personaje, el guía del museo, Rosario. El interesado le resta importancia: "Sé que hay gente a la que le hace muy feliz verme vestido de mujer, pero lo desestimé porque ya sabíamos que era un recurso que funcionaba, pero que habíamos sobreexplotado".
Cualquier encasillamiento se disipará con sus dos próximos proyectos fílmicos. A partir de enero rodará Lobos de Arga, una comedia de terror sobre un pueblo asediado por un hombre lobo. Y acaba de finalizar Extraterrestre, donde Nacho Vigalondo, que se autodefine mago de la ciencia-ficción cutre, no saca ni un solo marciano.
Areces ya se erigió como el perfecto antigalán de nuestro cine en Spanish movie , donde ejercía de cara B de Bardem. En la fiesta del final de ese rodaje conoció a Santiago Segura ?que hace de su padre en Balada triste de trompeta? y descubrió un alma gemela: los dos son coleccionistas compulsivos de cómics, en especial de los de Bruguera de los cincuenta y sesenta.
De acuerdo con Joaquín Reyes, su casa es "el museo de un loco". "Soy un acumulador enfermizo y compulsivo, tú entras en mi casa y da una sensación de angustia total", confirma. "Casi todo lo que colecciono es antiguo. Siempre he estado muy anclado a lo viejo. De pequeño tenía un viejuno dentro que luchaba por salir, ahora ha tomado el control total". Le fascina particularmente la foto antigua. En concreto, de púberes en el día de su comunión y fotografías post mórtem. "Es un género que descubrí viendo Los otros, de Amenábar. Me hice con el libro que inspiró la peli, Sleeping beauty, del doctor Stanley Burns, y desde entonces no he podido parar".
Su madre, funcionaria, se convirtió en su primera compinche en el arte y los negocios: le fotocopiaba las caricaturas que hacía de los profesores para que las vendiera en el patio del colegio. Con el tiempo se ha convertido en un reconocido dibujante (estudió bellas artes y ha publicado en El Jueves o Fotogramas). ¿Y qué dice su madre de su carrera como actor? "No distingue mucho la peli de Álex de los capítulos de Muchachada nui. Cuando volví de Venecia le di todos los periódicos con la noticia del premio y me respondió: 'Ah, muy bien. Y esto, ¿qué quieres que haga con ello? ¿Lo guardo o lo tiro?".
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