_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Música celestial?

Las personas tenaces nos producen admiración. Que alguien se someta a una faena sin recompensa inmediata nos asombra. Que además ese esfuerzo se mantenga durante años nos pasma a los caprichosos, que nos hacemos promesas vanas: eso que se llama música celestial. ¿Para qué batallar si el premio es tan exiguo?, nos decimos.

La reiteración es fastidio. O no. Comemos todos los días y eso no nos aburre. Qué remedio: es una necesidad. Lo hacemos y punto. Pero para evitar el tedio variamos la dieta probando esto o lo otro, quizá con la esperanza de hacer algo distinto, de paladear sabores nuevos.

Si tenemos una habilidad y la cultivamos, lo más probable es que debamos repetir y repetir con insistencia hasta mejorar gradualmente, de manera casi imperceptible. Solo a largo plazo obtendremos rendimiento. En cambio, devorar un bistec una y otra vez no nos mejora: simplemente nos cansa. Por bueno que sea, acabaremos hartos. El ejemplo es de Jon Elster.

Un buen filete es un buen filete, pero si todos los días nos alimentamos a base de ternera, lo normal es que acabemos detestando ese sabroso alimento. O teniendo gota, no sé. En cambio, quien aprende a tocar un instrumento musical sólo verá progresos lentos si repite y repite, si se entrega, si insiste. Para quienes no tenemos oído ni capacidad, esa disciplina nos maravilla. O no tanto, pues quienes lo hacen tienen recompensa, lenta, pero la tienen.

De eso, de enseñar y de recompensar inmaterialmente, se ocupa el Centre Instructiu Musical (CIM) de Benimaclet. En 2010 cumple los 100 años de vida. Dispone de orquesta, banda, coro, rondalla y escuela. Quienes vivimos en este barrio de Valencia es raro que no tengamos algo que ver con el CIM. Hijos, amigos, conocidos, jóvenes y adultos acuden a aprender la música que a algunos nos está vedada: solfeo, instrumentos, actuaciones, actividades que requieren mucha disciplina y repetición, precisamente.

Perdonen que ahora les diga algo archisabido: no hay como una agrupación musical para aprender qué es la vida ordinaria, la nuestra, que tiene alguna sorpresa y mucha reiteración. Por un lado, has de esforzarte si deseas obtener rendimientos; has de cultivarte si esperas lograr algún fruto, sabiendo que una parte de lo que haces es monótono, tedioso. ¿O es que acaso esperabas tocar el piano y el chelo en un santiamén? Por otro, los éxitos individuales, los méritos, son inconcebibles sin el concurso de los demás, de esos que también aprenden y te acompañan. Es decir: somos poca cosa sin su auxilio.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Esto que les cuento parece un asunto trivial. Pero qué quieren: cada vez que asisto a un concierto de los que programa el CIM de Benimaclet, envidio la recompensa de sus virtuosos, el trabajo bien hecho y repetido. Esto, señores, no es música celestial.

http://justoserna.wordpress.com

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_