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Los gitanos ya no hacen tantos novillos en la escuela

Carmen Morán Breña

El absentismo escolar entre los gitanos es cada vez menor: solo un 23% se ausenta de clase por periodos largos de tiempo. Y eso solo, porque en 1994 hacían novillos continuados el 57% de ellos. La cosa cambia cuando crecen y pasan a la Secundaria. En esta etapa, aún obligatoria, el abandono y/o fracaso es muy superior al del resto de los compañeros: el 80% no finaliza estos estudios, cuando para los demás es un también terrible 30%. Tampoco su rendimiento en clase es el deseable: un 64% de estos niños está por debajo o muy por debajo del éxito medio de su clase.

Para corregir estas carencias y prolongar su vida en las aulas, la Fundación Secretariado Gitano tiene en marcha un programa, aún piloto, que proporciona un seguimiento individualizado a 208 alumnos. Profesores voluntarios colaboran con ellos y liman sus carencias. "Trataremos de buscar espacios para ofrecer clases extraescolares de apoyo", dijo ayer Humberto García, de esa fundación.

El proyecto se extiende este año a 86 colegios de 17 ciudades, siempre con la complicidad de las familias. "No son suficientes, pero servirán de efecto llamada", dijo García.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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