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Un soplo que aclara un crimen

Un amigo de los dos presuntos asesinos del sacerdote sevillano los delata

Javier Martín-Arroyo

Los dos jóvenes acusados del homicidio del cura sevillano Ernesto Muñoz, de 65 años, comentaron el supuesto crimen a un amigo de Guadalajara, que a continuación avisó a la policía. "Unos amigos han tenido un problema y han asfixiado a un cura", describió el amigo de los dos jóvenes de 19 años, según fuentes policiales. El amigo se dirigió a una comisaría de Guadalajara para informar del crimen cometido en Sevilla la noche del pasado 5 de octubre, según adelantó ayer la cadena SER.

Un conocido se extrañó de la ausencia del cura y su cadáver fue hallado en el piso de la calle Jesús del Gran Poder. Los servicios de emergencias sanitarias creyeron en un principio que la muerte del sacerdote se debió a causas naturales y por ello su cuerpo fue incinerado. Pero tras su incineración, el caso dio un giro con la confesión del amigo de los dos supuestos asesinos, que se dedican a la prostitución homosexual y supuestamente asfixiaron al cura.

Los jóvenes declararon a la policía que convivieron con el cura en su domicilio hasta que este les pidió que abandonaran su apartamento. Tras negarse uno de ellos a mantener relaciones sexuales con el sacerdote, decidieron acabar con su vida.

El juez de guardia ordenó el pasado sábado el ingreso en prisión de los jóvenes, de iniciales C. M. D. y J. M. L. D., como presuntos autores del asesinato. Tras la confesión del amigo de los jóvenes, la policía identificó a los autores y a su víctima. Finalmente, el pasado 14 de octubre fueron detenidos y dos días después comparecieron ante el juez de guardia, aunque se acogieron a su derecho a no declarar pese a que previamente habían confesado el crimen a la policía, según informó Efe.

El juez les imputó los delitos de asesinato y robo, pues sustrajeron al sacerdote diversos aparatos electrónicos y un teléfono móvil. Según las investigaciones, el sacerdote había acogido en su vivienda unos días antes a los dos jóvenes, y tras negarse uno de ellos a mantener relaciones sexuales, el religioso murió asfixiado con un cojín. Los jóvenes simularon querer mantener relaciones con el sacerdote, por lo que los tres se dirigieron al dormitorio del cura. Allí fue encontrado tras acceder a su domicilio. El sacerdote fallecido vivía solo, estaba jubilado y ejercía como capellán sustituto en la iglesia de San Antonio Abad, próxima a su domicilio.

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, deploró el crimen y las circunstancias en que se produjeron, pero sin aludir a las supuestas prácticas sexuales del cura. El arzobispo invitó a los cristianos a seguir "ayudando y estimando" a los sacerdotes, "cuya inmensa mayoría son fieles a su ministerio y están dejando la vida al servicio de sus comunidades", señaló en un comunicado. Mientras, el arzobispo ha apartado de su oficio pastoral a un sacerdote implicado en un vídeo sexual. Tres jóvenes fueron encarcelados por obtener 90.000 euros del cura mediante un chantaje con un vídeo sexual.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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