Los desaires de Mourinho
Mourinho ironiza sobre Pedro León, al que no incluyó en la lista madridista contra el Auxerre tras su actuación ante el Levante, y Gregorio Manzano, al que dice no conocer
Dicen sus amigos que José Mourinho es un hombre tímido. Cariñoso con los suyos. Sensible. Pacífico. Sentimental. Esa fue la impresión que dio cuando se presentó ayer en el estadio Abad Deschamps, en la bucólica localidad francesa de Auxerre, famosa por sus vinos. Saludó al legendario ex entrenador local, Guy Roux, con afecto filial, felicitó a los aficionados y se mostró muy cordial con los lugareños.
Por un momento, la comunión entre el entrenador del Madrid y su entorno fue total en un marco de periodistas, campos de fútbol y viñedos. Fue como si no hubiese público. Como si todo transcurriese en la feliz intimidad. Hasta que alguien le preguntó por Pedro León. Entonces algo se disparó en el cerebro del técnico portugués. Las endorfinas, tal vez, o las pasiones, que diría Florentino Pérez. El hombre pareció tomar conciencia de las cámaras y experimentó una sacudida eléctrica que le tensó el cuello y le hizo saltar chispas por los ojos como un Houdini.
"Parece que hablamos de Zidane o Maradona. ¡O de Di Stéfano! ¡Es Pedro León!"
"Es un óptimo jugador, pero dos días atrás jugaba en el Getafe"
"Juegan Benzema y 10 más, pero a nadie le interesan esos otros 10"
"¿Manzano? ¿Quién es?", responde a las críticas del nuevo técnico del Sevilla
"La especulación es un problema del periodismo", dijo, todavía sonriendo; "pero, de un modo pragmático y objetivo, Pedro León no ha sido convocado porque yo no he querido".
La ausencia de Pedro León cargó de interrogantes el ambiente de la expedición madridista que se trasladó ayer a Francia para jugar contra el Auxerre en la segunda jornada de la Liga de Campeones. El chico, de 23 años, entró a jugar en la segunda parte contra el Levante, el sábado pasado. Encaró, desbordó y centró, generando situaciones de gol para el Madrid. Dio la sensación de que su contribución fue valiosa. Pero ayer Mourinho le borró de la lista. Y fue interrogado por ello. "Solo hablaré de los que han venido", dijo en un primer momento. La conferencia adquirió el tempo de un spaghetti western. Tensión contenida. Silencios cortantes. Campanadas en la iglesia. El sudor que se condensa sobre la frente del protagonista. El deseo ciego de apretar el gatillo.
Alguien quiso saber si Mourinho se sentía en condiciones de garantizar que el Madrid jugaría bien al fútbol con él en el banquillo. "¿Me puede garantizar usted que mañana estará aquí?", se revolvió, clavando la mirada en el curioso. "¿Seguro? No puede. Yo espero. Pero no puedo garantizar nada. Mi experiencia vivida en el fútbol me da alguna tranquilidad y algún potencial para decir que espero conseguirlo. Porque, normalmente, en el fútbol consigo lo que me propongo. Pero no puedo prometer", dijo.
Las preguntas amables sobre el Auxerre se disiparon en el temporal. Una voz inquirió a Mourinho por si había escuchado lo que había dicho el nuevo entrenador del Sevilla, Gregorio Manzano, sobre la falta de conceptos en el ataque del Madrid. "¿Quién?". El técnico se volvió sobre un empleado del Madrid como si buscase información. Manzano lleva 10 años entrenando en Primera, pero su colega declaró que ignoraba hasta su nombre: "¿Quién es Gregorio Manzano? No le conozco".
El fértil Auxerre acabó por convertirse en la seca Arizona cuando Mourinho escuchó la siguiente cuestión: Pedro León. Por tercera vez. Sonó a disparo. ¡Bang! "Yo no tengo por qué justificarme", protestó Mourinho antes de lanzar su ráfaga; "si el presidente Florentino me viene a preguntar a mí por qué Pedro León no ha sido convocado, yo tengo que responderle. Vosotros [los periodistas] parece que estáis hablando de Pedro León como si fuese Zidane o Maradona. Pedro León es un óptimo jugador, pero dos días atrás jugaba en el Getafe. No ha sido convocado a un partido y parece que estamos hablando de Zidane o Maradona. ¡O de Di Stéfano! ¡Estamos hablando de Pedro León! ¡Tiene que trabajar para jugar! Si trabaja como me gusta a mí, será más fácil que juegue. Si no trabaja como me gusta a mí, más difícil. Solo puedo jugar con 11. Ya he dicho que juegan Benzema y 10 más. Pero a nadie le interesa preguntarme por esos otros 10. ¡Solo preguntan por Pedro León!".
Mourinho se levantó y se fue dejando un rastro de azufre y la sensación de que hizo de la anécdota de una baja técnica un problema que ahora tendrá en vilo a media España.
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