Emprendedores de poco riesgo

El emprendedor que más abunda en Cataluña tiende a ser conservador a la hora de asumir riesgos, cuenta en general con una formación superior y parte de una posición económica relativamente confortable. Sus ideas y negocios incipientes pecan de escasa innovación y carecen de vocación exportadora. No suele estar en el paro, aunque en el último año más desempleados se hayan liado la manta a la cabeza, sino que inician sus proyectos cuando todavía tienen un vínculo laboral con otra empresa. Su mayor reto, sin duda, es superar la dificultad para acceder a recursos financieros. Es el retrato del emprendedor que realiza el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), un estudio que cada año evalúa la actividad emprendedora en Cataluña.

La actividad emprendedora de los inmigrantes cae en picado

Cataluña tiene una de las menores tasas de cierre de nuevas empresas

Según el GEM, que se realiza a partir de encuestas telefónicas y otros análisis cualitativos, la tasa de actividad emprendedora en Cataluña es del 6,38%. Así, en el último año, cerca de 300.000 personas de entre 18 y 64 años han dado algún paso para iniciar un nuevo negocio o bien lo han comenzado ya pero tiene menos de 42 meses de antigüedad.

Desde el inicio de la crisis, el número de emprendedores se ha reducido el 10,3%. El colectivo que registra una mayor bajada ha sido el de los inmigrantes, cuya tasa cayó del 15,7% en 2007 al 7,7% el año pasado. Sin embargo, en 2010 se nota "un repunte", según los responsables del estudio. "La peor etapa de la crisis emprendedora ha pasado", asegura Yancy Vaillant, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y director del proyecto, quien destaca que el 56% de los emprendedores -el 60% en el caso de las mujeres- ha terminado los estudios universitarios. Según el GEM, 2009 fue el año de los menores de 35 años, ya que las iniciativas empresariales de los más jóvenes destacaron como nunca antes. De hecho, ya suponen casi la mitad del total y, en su mayoría, lo son de mujeres. Aun así, por cada 10 emprendedores hay siete emprendedoras.

Cataluña es uno de los lugares del mundo con una tasa de emprendedoras más alta. Y la crisis ha afectado de manera diferente a unos y otras. El año pasado fue especialmente difícil para ellas, debido a que en 2009 la crisis salpicó de lleno a los servicios y al comercio, donde se enclavan más negocios de emprendedoras.

Vaillant cree que los emprendedores catalanes son especialmente "conservadores" y esto se ve reflejado en sus negocios. Salvo los de los más jóvenes, suelen ser poco innovadores (un 70%, dice el estudio) y con poca vocación exportadora. La mayoría se centra en los servicios y el consumo. Solo el 16% de los entrevistados confía en el clima empresarial.

El 90% de las personas comienzan el camino cuando tienen empleo en otra parte. "Hemos identificado que el catalán busca seguridad financiera y después desde el empleo pensará en su empresa", explica Vaillant.

El año pasado, el capital semilla aportado de media por el emprendedor fue de 40.492 euros, casi 4.000 menos que el año pasado y 24.000 menos que en 2007. Este dato habla de la gran capacidad económica de los emprendedores. La mayor tasa de éxito se encuentra en los que declaran más de 40.000 euros al año. La dificultad para obtener financiación motivó el 31% de los cierres de nuevas empresas. La segunda causa fue que el negocio no era rentable. Pero el informe señala que Cataluña tiene una de las tasas más bajas de cierres (1,24%).

Vaillant considera que la Generalitat hace un esfuerzo importante para potenciar a los emprendedores. Según Lluís Rodríguez, subdirector general de Economía Cooperativa del Departamento de Trabajo, cada año unas 20.000 personas consultan Inicia, la red de emprendedores puesta en marcha por la Generalitat. De ellos, afirma, 6.000 llegan a crear un negocio. Para que este número aumente se han desarrollado planes como la conocida ya como Operación Triunfo del departamento, que ha empezado esta semana.

El plan cuesta dos millones de euros y consiste en que 1.000 emprendedores, divididos en dos grupos de 500 cada uno según la capacidad de crecimiento y de generación de empleo de su proyecto, reciban formación empresarial en La Salle. Según Mirèia Franch, directora de Economía Cooperativa y Creación de Empresas, una primera inmersión en la escuela de negocios, por donde han empezado a pasar grupos de una veintena de personas, buscará "hacer que los emprendedores reflexionen sobre el potencial de su negocio". Posteriormente, se les permitirá reforzar su conocimiento allí donde vayan más flojos: habilidades directivas, negociación, impulso de la comercialización, por ejemplo. Los proyectos con mayor potencial se beneficiarán, además, de servicio de coaching y la orientación de algunos empresarios consolidados que participarán en este proyecto formativo.