"No os fallaré"

En su primera legislatura, el presidente Zapatero mantuvo la promesa que hizo a los jóvenes del PSOE: "No os fallaré", con reformas de auténtico calado político y social. Pero desde el principio de la segunda se alió de repente y sin pudor al ultraliberalismo europeo más reaccionario.

Lo penúltimo, por ejemplo, es que donde decía hasta hace bien poco que a los trabajadores, parados y pensionistas no les tocaría ni un derecho, obra como si fuesen los culpables de la recesión económica y les baja sueldos, congela pensiones, procura que el Inem persiga a los parados para ahorrar subsidios y adelgazar la estadística de desempleados, elabora una reforma laboral que complace a la patronal más pedigüeña del despido libre...

Si le impusieron desde Estados Unidos y Europa que el catón autorregulatorio a ultranza del mercado es inamovible, lo más digno hubiera sido dimitir. Pero Zapatero, que también decía no afectarle el gobierno, siente tanto su vértigo que reniega de sus promesas y de sus electores. Y eso que parecía un presidente distinto.