_
_
_
_
_
Crónica:Las fiestas más tradicionales
Crónica
Texto informativo con interpretación

Una digna vuelta a los ochenta

El grupo Mamá lleva a Las Vistillas un rock honesto para un público variado

Las primeras filas eran accesibles hasta minutos antes de que empezara el concierto de Mamá, en las fiestas de La Paloma. Entre las consabidas casetas, banderines, fritanga y vasos de litro, los fanáticos de esta banda de los ochenta esperaban que Jose María Granados y los suyos destilaran sus mejores momentos. Lo suyo siempre fue rock honesto y directo, bastante melódico. "No se les recuerda porque se separaron con solo dos discos", comenta José, un madrileño que les ha visto ya "unas cuantas veces". Parece que merece la pena. "Algunas canciones incluso mejoran", dice.

Un reguero de gente va llegando. Los más jóvenes miran con curiosidad el escenario, pero ni saben quién toca. "¿Ah, pero hay otro grupo además de Maldita Nerea?", dice el más informado de un grupo de universitarios, que traen alcohol y una bolsa de hielo que ya empieza a gotear.

Más información
Chotis 'enlatado'

Entre las primeras filas, alguno apura un bocata cuando el grupo arranca con Un nuevo color, una de las canciones que Los Secretos versionaron. "Yo prefiero a Mamá. No entiendo por qué la gente no se acuerda de ellos. He tenido que repetir en el trabajo que no venía a ver a Maná, ¡son Mamá!", comenta Paloma a Patricia. Ambas siguen a la banda desde los 14 años, cuando el grupo empezó. Hoy, 30 años después, suenan incluso mejor: liberados de ese eco y la reverberación que se puso tan de moda en los años de la Movida, ganan en fuerza. Dos miembros originales, entre los que se cuenta el cantante, guitarrista y compositor, José María Granados y Guti, el batería (Manolo Mené, el otro fundador, murió en 2004), más un nuevo guitarrista y bajista alternan canciones nuevas con temas como Chica cruel. El estribillo hace que los grupúsculos de gente que los conoció en su mejor época se acerquen y entonen estos himnos para minorías. "Yo prefiero que seamos pocos, los que de verdad nos gusta... más intimo, más nuestro", comenta Irene, una chica con gorra de chulapa y un vaso de plástico. Al fondo, la gente apura chorizo frito en platos de plástico.

A veces hay que comer de pie, pero no importa: es una feria. Aunque hay momentos que uno se impacienta. "Hay mucha cola", intenta desanimar una chica a su novio, dispuesto a esperar lo que haga falta por un algo que le sirvan con pan y que esté caliente. No hay una aglomeración excesiva y el fresco hace que apetezca repetir. "Ayer trajeron a Hombres G... me gustan estas fiestas", dice Amalia, de unos 40 años.

Mientras tanto, al grupo se le ve cómodo sobre las tablas. Juegan en casa. Hay más gente que se acerca los vendedores ambulantes de cerveza ya no pueden pasearse con facilidad. Los rasgueos y punteos de las fender telecasters aportan un punto punzante y crujiente a la electroacústica de Granados, que mantiene la voz en buena forma. Chicas de colegio es una de las últimas bazas, y de las más celebradas. Hicieron bien en reactivar el grupo, que cuenta con la admiración de gente como Jota, de los Planetas. Tienen mérito estos currantes de la música: Granados no ha parado de componer, al igual que Mené siguió hasta su muerte dando clases de guitarra en el conservatorio de Arganda.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Cuando empezaron eran un grupo de chicos de formaciones más hippies, lo que probablemente explica que su estilo no tuviera encaje en la Movida y se les considere parte de la previa Nueva Ola. Hoy, parece que se terminan el concierto bastante satisfechos. Los suyos vuelven a casa con una buena ración de nostalgia a su cuenta, y dejan libres las primeras filas. Chicos más jóvenes se van acercando al escenario, a esperar que salga Maldita Nerea. El éxito que está teniendo las citas que va programando el grupo auguran que va a haber bastante público. Para estos chicos, tal vez la música de Mamá puede tener en algunos momentos un punto ingenuo o pasado de moda, pero eso no importa a los fans de la legendaria formación. Así lo ve Patricia: "Lo llevo en el coche y mis hijas tuercen el morro. Bueno, tal vez no lo puedan entender".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_