"Mi intención es el fin de la certidumbre"
El señor Nadie es un belga cincuentón de carácter surrealista y de fondo eminentemente romántico. Para los cinéfilos más activos durante los años noventa, su director fue el responsable de una de las joyas de aquella década, Totó el héroe, y una sus más fascinantes rarezas, El octavo día. Durante una calurosa mañana de julio, Jaco van Dormael (Bruselas, 1957) también es el realizador que vuelve a la actualidad después de más 10 años sin un estreno.
Lo hace detrás del proyecto más ambicioso de la cinematografía belga rodado durante seis meses en varios continentes y con un reparto internacional encabezado por la estrella indie Jared Leto junto a, entre otros, Diane Kruger y Sarah Polley. Pero esta mañana es un hombre cansado: "La ha visto más gente en Moscú que en París. No lo entiendo".
"Es una historia surrealista pero también romántica", dice el cineasta
Mr. Nobody es una de esas rarezas que gusta encontrarse en la cartelera veraniega de los blockbusters y la histeria en 3D. La historia del último hombre mortal en la tierra que con 118 años se niega a contar su vida de modo lineal. El resultado es un apabullante tren de imágenes que acompaña el periplo de este personaje mientras realiza personales interpretaciones sobre el Big Bang, la teoría de supercuerdas o la naturaleza del tiempo. Una rareza que desde su paso por la Bienal de Venecia, el año pasado, cuenta con el beneplácito de la crítica pero sigue buscando su público. "Me siento muy orgulloso de esta película. He luchado durante ocho años y he hecho la película que he querido", sentencia.
Personal es el primer adjetivo que viene a la cabeza después de experimentar la película. "Una parte se dirige al cerebro, otra al corazón y otra a la piel. Es surrealista pero también romántica", comenta. Mucho hay de sus compatriotas René Magritte y Paul Delvaux en su forma de tratar la imagen. Sin complejos y apelando directamente al lóbulo cerebral más fantasioso en una sinfonía de imágenes, sonidos y texturas. Pero como en toda sinfonía, su harmonía reside en un minucioso trabajo. "El guión lo escribí durante seis años en los que lo único que hice fue eso. Y poner en fichas las imágenes, los pensamientos y sonidos que me venían a la cabeza. Luego, juntaba las fichas sobre una mesa y veía si funcionaba o no".
Como si de un virus se tratase, Mr. Nobody crece en el espectador como una gran interrogación. "El subtítulo de la película resume mis intenciones: el fin de las certidumbres. No es una película que dé respuestas y tampoco está hecha para gente que quiera respuestas. Es para la gente que ame las preguntas" dice este hombre que ve con esperanza los últimos avances del cine digital y de la nueva cinefilia. "Creí haber hecho una película para cinéfilos pero a la gente que más le ha gustado es a los de entre 15 y 20 años. Gente que lleva películas en un USB". El fin de las certidumbres o el inicio de una nueva cinefilia.
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