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Crónica:HOLANDA 1 - JAPÓN 0 | SUDÁFRICA 2010
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un gol tonto decide un mal partido

Holanda sale victoriosa gracias a un error clamoroso del portero de Japón

Ramon Besa

Alfredo Di Stéfano cuenta que a sus porteros les pedía una cosa muy sencilla: "La pelota que vaya dentro, no se apure, la recoge y punto, pero, por favor, ¡la que vaya fuera no me la meta dentro!". Eiji Kawashima no sabe seguramente quién es Di Stéfano o, en caso contrario, no le hizo puñetero caso cuando Sneijder engatilló un balón despedido del área japonesa después de un forcejeo de Van Persie. El enganche del Inter agarró un tiro con la derecha directo al palo del guardameta de Japón. La jugada demandaba la intervención del arquero para mandar la pelota fuera, sin más, con un simple palmeo. Nadie le pedía que la blocara ni que se expusiera a dejarla pasar por si pensaba que no enfocaba los tres palos. Kawashima, sin embargo, puso las manos, medio cerró los ojos y el cuero dio en sus muñecas para salir de fuera hacia dentro, como no lo quiere jamás Di Stéfano.

Van Persie funcionó mejor de libre escoba en su área que de ariete en la nipona

La pifia de Kawashima condenó de forma irremediable a Japón. Nada nuevo, por otra parte, en el torneo. A falta de delanteros, los porteros se han convertido en el pim, pam, pum de la feria futbolística. A cada partido se suceden los errores de los metas para suerte de la cháchara: que si la pelota es de playa, que si que la cancha está dura, que si puede que el frío congele las ideas o que si hasta es posible que el sonido de una vuvuzela impida despejar a un central como contó De Michelis. Poco fútbol y muchas jugadas tontas.

Okazaki pudo redimir a última hora a Kawashima con un zurdazo estupendo dentro del área de Stekelenburg después de una muy buena jugada de Japón, pero el balón salió por encima del travesaño. Holanda resopló y se apuntó la victoria de manera mezquina, sin mayor grandeza, muy alejada de la vitalidad y el colorido con los que habitualmente acostumbra a jugar hasta que llegan los cruces de los cuartos de final. A Holanda le conviene que Robben empiece a prepararse para salir cuanto antes porque ni Van der Vaart ni Kuit son precisamente los mejores extremos del mundo.

El partido exigía jugadores que abrieran el campo, desbordaran y pusieran centros, un despliegue como en los buenos tiempos de Holanda, la apuesta por el famoso 4-3-3. Van Marwijk, sin embargo, ha claudicado también al doble pivote, a la pareja Van Bommel y De Jong, y Holanda perdió ayer encanto y singularidad. Fue un equipo del montón, despersonalizado y, hasta cierto punto, negado por Japón. Pocas veces Holanda se había visto tan alejada del área contraria como ante Japón en un partido convertido en una auténtica dormidera.

Los nipones marcaron la línea cerca de la divisoria y apenas crearon ocasiones de gol. Holanda tocaba y tocaba, como quien se rasca la barriga, sin malicia ni velocidad, y a los 11 japoneses les alcanzaba con una ocupación racional de su cancha y una buena defensa de ayudas para mantener su portería a cero, alejada de cualquier riesgo. No había espacios por donde maniobrar ni opción de filtrar un pase y menos de armar un tiro o forzar una jugada de estrategia. Japón mató el partido con sangre fría hasta la cantada de su portero. Acostumbra a pasar, incluso en los mejores equipos, no solo en los ingenuos como Japón: el error más tonto de un tipo que nada tiene que ver con el encuentro emborrona una actuación colectiva de mérito.

Japón es hoy un equipo metódico, organizado y solidario. Hasta tiene estudiado cómo sacar de centro. Ayer jugó un partido muy correcto. Estuvo muy aplicado, secó a Holanda y, cuando tuvo que ir a por el empate, se estiró de forma académica: el campo ancho, profundidad en el pase y un par de remates. El tanto se le escapó a Okazaki por un palmo en el último tiro después de un esfuerzo estimable. La sensación es que los jugadores agradecen que su seleccionador también sea japonés porque así todo resulta mucho más fácil de asimilar. Han aprendido incluso a combatir el juego aéreo, sobre todo las jugadas de estrategia, enciman bien y, además, saben presionar.

Holanda fue una selección tan pequeña que Van Persie funcionó mejor como libre escoba en su área que de delantero centro en la de Japón. Ni la salida de Elía como revulsivo tuvo el mismo efecto que ante Dinamarca. A la selección oranje le faltó la imaginación y el desequilibrio que se le supone. Le bastó con aguardar pacientemente que el rival se condenara en una jugada estúpida. El gatillo de media distancia de Sneijder es ahora mismo una mejor solución que cualquier jugada de los extremos o del ariete. Holanda quiere ganar tiempo para recuperar a Robben con vistas a unos octavos que ya tiene a la vista.

Nakazawa y Sneijder disputan el balón.
Nakazawa y Sneijder disputan el balón.AFP

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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