"No me fío de Feijóo, intentó llevarse la caja con mentiras gigantescas"
El alcalde de Vigo, Abel Caballero (Ponteareas, 1947) paladea su triunfo en la áspera batalla de la fusión de las cajas. "Es el éxito de Vigo y de la verdad", precisa. "Me ha llamado mucha gente para felicitarme: líderes económicos y empresariales, deportivos, religiosos..." Promete seguir vigilante de la deriva que pueda coger ahora el asunto.
Pregunta. Usted pasó en unos meses de la pancarta con el "no a la fusión" a capitalizar el acuerdo de fusión: ¿cómo se come eso?
Respuesta. La fusión que se proponía entonces no es la de ahora; aquella barría a Caixanova, que ahora es la que lidera absolutamente. Son cosas totalmente distintas, y ya veremos si es una fusión. Lo que hay es que la caja pequeña pone el presidente, el director general, la mayoría del consejo de dirección, la sede social, vende 250 oficinas de la grande, se la come y paraliza una ley que era anti-pequeña: si esto es una fusión, que venga Dios y lo vea, yo no conozco ninguna así.
"Por mucho que quieran disimular, PP y BNG perdieron estrepitosamente"
"Ya se dice por aquí que Porro sería una magnífica candidata para A Coruña"
P. No obstante, esa hegemonía de la pequeña es sólo inicial, se acaba en año y medio...
R. Pero se arranca con la mayoría absoluta y se va a estar un largo periodo así: el director general seguirá siendo el de Caixanova, como el consejo.
P. "Lo que se teje se puede destejer", dice Fernández Moreda [presidente socialista de la Diputación de A Coruña y vicepresidente de Caixa Galicia].
R. No me interesa nada lo que diga Moreda, y él mismo está reconociendo que la hegemonía de Caixanova es total.
P. El asunto parece abrir fisuras en su partido...
R. Yo en este tiempo me sentí muy respaldado por el secretario general. Y este giro copernicano, de 180 grados, que se da a la situación se consigue porque la gente sale a la calle en Vigo, es lo que hace que esto sea distinto. Se paralizó aquella ley, hecha para barrer a Caixanova y regalársela al norte de Galicia y que ahora se tiene que congelar. Feijóo lo reconoce, acepta que la ley se congele, y no entrará en vigor hasta dentro de cuatro años: ¡dónde estaremos entonces!... Yo, de alcalde de Vigo, eso espero.
P. En el otro lado no se le ve como ganador, sino como el gran manipulador de esa batalla.
R. Por mucho que Feijóo, [Corina] Porro y el Bloque quieran disimular, perdieron estrepitosamente. Es una derrota sin paliativos de todos ellos: esta ciudad los batió.
P. Gayoso dijo y dice que es muy difícil levantar el vuelo después de una operación como esta. ¿Está garantizado el éxito?
R. Los tiempos financieros son difíciles de prever, fíjense lo que está pasando en toda Europa. Estamos en una situación muy compleja. Pero yo soy muy optimista: por quienes lideran el proceso, porque Caixanova ya fijó las necesidades (capitalización adicional de 1.000 millones mediante enajenación de 12.000 millones de activos) y porque la Xunta compromete apoyos.
P. ¿Cuáles?
R. No debo decirlo, es algo que compete a las propias entidades. Pero cuando decíamos que los 1.200 millones del FROB no eran suficientes, era cierto.
P. La auditoría ya decía que la descapitalización iba a ser de 12.000 millones...
R. Entonces nos engañaron, porque nunca nos dijeron que se necesitaban 1.000 millones más. Nosotros lo presentíamos y lo dijimos, pero nunca oí a Feijóo decir: "Abel Caballero tiene razón".
P. Parece, sin embargo, que se cumplen las líneas maestras de la auditoría que usted denostó.
R. Porque no lo contaron, dijeron que la fusión se podría hacer con los 1.200 millones del FROB y callaron que hacía falta el doble, como nosotros decíamos.
P. ¿Está firmado el compromiso de venta de las 250 oficinas?
R. Pregunten a Feijóo, yo no hice el acuerdo. Técnicamente es un requisito imprescindible, es lo que garantiza la viabilidad.
P. Sumándolas a las que habrá que cerrar por duplicidades, nos metemos en casi 500. Casi como cerrar todas las de Caixanova, que tiene 560.
R. Una de las cajas tiene que adelgazar mucho, claro, y no entremos en más detalles, yo no debo seguir por ahí, ni nadie.
P. "Ni A Coruña ni Vigo, gana Galicia". ¿Está de acuerdo?
R. Gana Vigo, gana Galicia, pierde Feijóo, pierde Porro y pierde el Bloque.
P. Porro le tacha de "peligro público".
R. Ya lo hizo antes. Ella vendió a su ciudad y traicionó a los vigueses. Apoyó la mayor ignominia que se hizo nunca contra esta ciudad, el intento de robarle su caja. Ya se dice por aquí que sería una magnífica candidata para la alcaldía de A Coruña: que lo estudien, ha hecho méritos, ya saltó por cinco puestos en los últimos tres años y dejó a Vigo sin representación en el Senado.
P. En este proceso han aflorado mensajes poco constructivos, imaginemos por ejemplo una familia que viva aquí y trabaje en Caixa Galicia...
R. Eso lo tiene que explicar Feijóo, que fue el que lanzó este proceso de manera indebida, negligente y mentirosa. Lo hizo tan mal que obligó a esta ciudad a defenderse diciendo la verdad. Feijóo la atacó, intentó quitarle lo que es suyo y la ciudad se defendió con la verdad.
P. Usted presenta al pleno municipal una propuesta que se recibe como interferencia descabellada en la negociación de las partes y que finalmente es la misma de Feijóo, sólo cinco horas después.
R. Fue decir a la ciudad que el alcalde está liderando una parte importante del proceso, es lo que tiene que hacer un alcalde. Y pedí a los otros grupos que apoyaran la propuesta porque era buena para Vigo y, por lo que veo ahora, también gustaba al resto de Galicia. Lo sorprendente es que Bloque y PP no apoyaran lo que, un rato después, sus dirigentes de Galicia aplaudían.
P. ¿Estaba usted mejor informado?
R. Yo seguí esto siempre muy de cerca, y utilicé todas las fuentes de información que estaban a mi alcance y que un alcalde de Vigo, una de las grandes ciudades de España, debe tener. Si el alcalde de Vigo no es capaz de movilizar partes importantes del Gobierno de España, de saber todo lo que pasa en la Xunta y lo que pasa en la ciudad, entonces se tiene que ir. Es lo que le pasó a los alcaldes anteriores, que no se enteraban de nada, que no hacían seguimiento de nada y que no eran capaces de defender la ciudad. Yo he procurado estar al tanto de todos los movimientos.
P. Con quién habló más, ¿con el Banco de España o con Gayoso?
R. Yo hablé con esas fuentes y con mucha más gente, como ha de ser. Esta es una de las grandes ciudades de España y cuando el alcalde de Vigo llama, se le pone al teléfono todo el mundo.
P. ¿Qué va a pasar ahora?, ¿descuidará el seguimiento?
R. No, qué va: de Feijóo no me fío nada-nada, y seguiré esto hasta el final. Él intentó engañar a toda Galicia y llevarse la caja de esta ciudad con mentiras gigantescas. Decía que Julio Gayoso se tenía que ir, y hoy es el presidente de la nueva gran caja y lo que garantiza que esto siga adelante. Ahora hay que apuntalar el proyecto, convertirlo en un gran proyecto financiero, y yo confío en la capacidad de los gestores de Caixanova. Aunque, obviamente, con la actual inestabilidad no hay garantías para ninguna entidad financiera del mundo.
P. ¿Para usted esta batalla es un activo electoral determinante?
R. No pienso nada en las elecciones, nada. Tengo la edad y la experiencia suficientes para saber que de las elecciones hay que preocuparse dos meses antes. Yo creo mucho en esta ciudad, y esta cuestión, su entidad financiera, es clave. Vigo tiene un poderío económico como pocas ciudades en Europa, y el acompañamiento de Caixanova es clave. Sin ella Vigo sería una de tantas ciudades industriales de España, pero ahora es su cuarta ciudad exportadora y Caixanova gestiona el 35% de las operaciones financieras de la ciudad: eso trasluce un poderío...
P. ...que los recortes del Gobierno podrían aguar, ¿o no?
R. Vamos a arrimar el hombro. Es una crisis que pide sacrificio a todos. Pero en régimen común somos la ciudad más saneada de España, con el menor endeudamiento y, en lo inmediato, ninguno de los grandes proyectos en marcha está amenazado por el recorte de inversiones, ya que tienen otras vías de financiación que los Presupuestos del Estado. Pero, bueno, habrá que verlo, en unos días sabremos más.
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