Estalla el debate sobre legislar el uso del pañuelo islámico en clase
Los dirigentes políticos, incómodos ante el dilema de regular el 'hiyab' - La familia de Najwa irá a la justicia y colectivos islámicos saldrán a la calle
Najwa Malha no fue ayer a clase. Por tercer día consecutivo no acudió con su hiyab (pañuelo islámico) al instituto Camilo José Cela de Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde sus amigas volvieron a protestar cubriéndose a ratos la cabeza.
Pero la polémica generada porque su centro no le permite ir a clase con velo creció mucho más allá de los muros de su instituto, que amanecieron cubiertos de pegatinas xenófobas.
Asociaciones y colectivos musulmanes planean llevar el caso a los tribunales y movilizarse por todo el país, con protestas como una caravana de mujeres.
El día en que en Francia se anunció la presentación de un proyecto de ley para legislación sobre el burka, en España se abrió tímidamente el debate sobre la posibilidad de legislar sobre el pañuelo islámico (hiyab).
Tanto el PSOE como el PP tienen sus propios disidentes
Centros islámicos quieren promover una caravana de mujeres a Pozuelo
Con la excepción de alguna concejal musulmana del PP, como Fátima Kaddur, de Ginés (Sevilla), en el principal partido de oposición tienen claro lo que se debe hacer. Hay que "respetar y respaldar" la libertad de los centros educativos para regular sus normas de convivencia, reiteró ayer la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y todos la secundaron.
Si el Consejo Escolar instituto de Pozuelo acordó, el martes, no cambiar su reglamento interno y mantener la prohibición de acceso a clase de Najwa Malha, porque utiliza el hiyab, su decisión debe ser acatada por las autoridades educativas.
Frente a esta determinación el Gobierno y el PSOE titubean. De todos los socialistas que han intervenido en el debate la más ambigua fue, probablemente, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Recalcó que no le gusta "ningún velo" pero abogó por la "tolerancia".
Quizá el más contundente en las filas del PSOE fue otro andaluz, el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves. Se pronunció porque "los gobiernos establezcan normas claras", es decir, que legislen sobre ese controvertido tema.
Entre Aído y Chaves se situaron otros miembros del Ejecutivo como, por ejemplo, el titular de Justicia, Francisco Caamaño. En los pasillos del Congreso vaticinó que "en su momento se pondrán los mecanismos adecuados" para resolver asuntos como el de Najwa. Será "a través de la unificación que se produce en los tribunales o a través de otros expedientes normativos posibles". Lo primero llevaría años, lo segundo podría ser más rápido.
El PSOE tiene también sus disidentes como el PP con la concejal Kaddur. El alcalde socialista de Villalba, José Pablo González, manifestó, por ejemplo, su apoyo al veto del velo islámico decidido por el instituto de Pozuelo y al traslado de la menor a otro instituto de su ciudad dónde si podrá llevar el hiyab.
El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, David Lucas, argumentó incluso que no se debe permitir ningún símbolo religioso "para poder seguir garantizando la aconfesionalidad del Estado español y la convivencia dentro de los centros".
En Izquierda Unida, en cambio, no hay opiniones discrepantes. Su portavoz de Educación en la Asamblea de Madrid, Eulalia Vaquero, exigió que se paralice el traslado de la alumna musulmana de un centro a otro. Se están "perjudicando los derechos fundamentales de Najwa", recalcó.
Fuera del ámbito político, al menos una voz de elevó para pedir también una ley de carácter estatal que regule el uso del pañuelo. Fue de la Francisco López Ruipérez, presidente del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, quién opinó, no obstante, que el instituto de Pozuelo había gestionado "razonablemente bien" en caso Najwa.
Tres amigas de Najwa llegaron a clase, una vez más, con el pañuelo puesto como signo de apoyo a su compañera. "Seguirá luchando, no se va a quitar el velo", declararon en la puerta.
Detrás de ellas, pegadas en la verja, han sido colocadas de noche decenas de pegatinas del partido de ultraderecha Democracia Nacional, con el lema Stop a la islamización. Mezquitas no. Duraron pocos minutos. Las quitaron entre tres alumnos y un operario.
Las amigas aseguraron que Najwa se siente mal, "muy nerviosa". El instituto le comunicó oficialmente ayer a la familia que no podrá acudir al centro con velo, según un portavoz de la Consejería de Educación. Éste precisó que el padre de la alumna, Mohamed Malha, aún no ha aclarado si quiere o no el cambio de centro a otro instituto de Pozuelo, el San Juan de la Cruz, en el que sí podría cubrirse la cabeza.
"El padre de Najwa no aceptará la decisión del centro", explicó Said Bourhim, amigo de la familia, que sustituyó como portavoz a un padre volcado en el cuidado de su hija. La joven está de baja médica por ansiedad, añade.
"A Mohamed le habría gustado que la situación no llegase a este límite", según Bourhim. La familia busca un abogado para llevar el asunto a los tribunales y espera además, el respaldo y la actuación de la comunidad islámica de España, que ayer empezó a movilizarse contra la decisión del Consejo Escolar del instituto.
Aún no han cerrado fechas ni movilizaciones concretas, pero todos los representantes musulmanes consultados repiten la misma idea: el reglamento de un centro no puede estar por encima de la Constitución.
Se aferran, principalmente, a un informe de la dirección de Asuntos Religiosos del Ministerio de Justicia que señala que "el derecho a profesar una creencia incluye el derecho a expresar, exteriorizar o vestirse de acuerdo con la misma". También anuncian medidas legales.
La Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI) prepara una denuncia. "Estamos estudiando la mejor vía, pero estamos dispuestos a ir hasta el Tribunal Constitucional porque con Najwa han vulnerado la Carta Magna, su libertad religiosa y su derecho a la educación", explica Mohamed Ali, presidente de la organización.
Acordarán con el padre de Najwa si se presentan como acusación particular o van de la mano con la familia. "No queremos que la decisión de este instituto siente precedente", según Ali.
Las primeras muestras de apoyo llegan desde Internet. Najwa Malha cuenta con un foro propio en la red social Facebook y desde un blog se anima a enviar cartas de protesta a la página oficial de la Comunidad de Madrid contra la decisión del instituto de Pozuelo.
"¿Qué daño puede hacer que una chica lleve cubierta la cabeza? El problema de las mujeres musulmanas no el hiyab, eso es sólo una seña de identidad", señala Yonaida Selam, miembro de la Asociación Intercultural de Melilla, promotora del foro de Facebook.
Otra mujer, Amparo Sánchez Rosell, ha empezado a poner en pie, desde el Centro Cultural Islámico de Valencia, una caravana de mujeres musulmanas desde distintos puntos de España. Aún no tienen fecha, pero sí destino: Pozuelo "donde ha acontecido esta injusticia", reza un mensaje en un foro.
Lahcem Sau, presidente del Consejo Islámico de Cataluña e imam, se une al grupo de apoyo. "Tengo cuatro hijas ya mayores, todas estudiaron con velo en Barcelona y nunca hubo ningún problema". Munir Benjelum, vicepresidente de la Federación Islámica de Murcia, afín al gran movimiento islámico marroquí, prohibido y a veces tolerado, Justicia y Caridad, ha ofrecido a la familia "respaldo económico y psicológico" y pide a los partidos políticos "que no saquen provecho de este asunto, como ha ocurrido en otros países europeos".
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