Madrid esconde los datos de fraude por miedo al 'efecto llamada'

Van en grupo. Y entran en tropel por uno de los accesos de la estación de Legazpi (Madrid) en los que no hay taquillero. El primero salta las puertas de cristal. Hace como que sale para bloquearla y deja paso al resto de sus colegas. La fórmula es vieja. También es un clásico entrar de dos en dos, lo que en el argot llaman "hacer el elefante". "Son muchos más de los que pillamos, pero no podemos controlarlo todo", asegura un inspector de Metro de Madrid.

Un centenar de inspectores controlan a diario la red (284 kilómetros y 294 estaciones) con distintas rutas. Van en grupos. Son entre dos y cuatro agentes a los que se suma un vigilante. Se encargan, entre otras tareas, de frenar a los que quieren entrar sin billete.

La empresa no ofrece una estimación oficial porque, según un portavoz, publicar este tipo de noticias tiene un efecto llamada. Pero, según distintas fuentes del sector, en el metro de Madrid se cuelan entre el 2% y el 4% de los usuarios. Como son 650 millones de viajes al año, eso significa que entre 13 y 16 millones podrían viajar sin pagar el billete correspondiente.

En la red de trenes de Cercanías de Madrid, casi la cuarta parte de las estaciones carecen de control en los accesos. Son 28 estaciones, según Renfe. El año pasado se pusieron 60.000 denuncias por fraude, según una portavoz de la compañía, que no indica el número de inspectores ni ofrece una estimación de los que se cuelan. La razón, la misma: el miedo al efecto llamada. Pero fuentes del sector sitúan la estimación entre el 3% y el 5% de viajes. Si de nuevo lo comparamos con el número de viajeros, supone entre 6 y 10 millones de usuarios al año.

El modelo cambia en los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). Como el conductor te recibe en la puerta, el fraude más habitual es hacer uso colectivo del abono mensual de una sola persona.