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Reportaje:

Bimbo, sin corteza

La firma se ha desprendido de cinco de sus doce plantas industriales

A mediados de los años sesenta, Bimbo fue la primera empresa en introducir la fabricación del pan de molde en España y en ostentar el liderazgo en ese mercado de panadería, compaginando el mismo con la bollería y la pastelería industrial. Casi cuarenta años más tarde, el grupo mantiene su liderazgo indiscutible en ese mercado con una cuota en valor del 38% y algo más reducida en volumen ante al auge en los últimos tiempos de las marcas baratas de la gran distribución. En medio de ambas fechas hay un camino presidido por la política de innovación en su estrategia industrial con el lanzamiento permanente de nuevos productos para mantener su liderazgo. En la actualidad, el grupo inicia una nueva etapa poniendo fin a un proceso de venta y ajuste de plantas para adaptar su capacidad productiva a las necesidades del mercado con la calidad y la competitividad como primer objetivo y el pan como eje de sus operaciones.

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"En parte por una ligera caída de las ventas en medio de la crisis económica y también por un exceso de capacidad industrial, la realidad es que ha sido necesario un ajuste del grupo para reducir costes, concentrar los procesos de producción y, en definitiva, para ganar en competitividad", señala el vicepresidente de operaciones Lluís Palau. "Además, siguiendo nuestra política, es importante señalar que ese proceso de venta de plantas se ha hecho sin conflictos sociales con el mantenimiento del empleo con los nuevos propietarios y con acuerdos con los trabajadores, línea que queremos seguir con la planta de Almansa que será la última en este proceso de ajuste".

Bimbo se halla integrada desde 2001 en la multinacional norteamericana Sara Lee

Bakery Group, segundo fabricante en el sector de panadería en Estados Unidos. Antes del desembarco de Sara Lee, de la mano de Earthgrains Company, el grupo había desarrollado un proceso de expansión para diversificar y potenciar su oferta con la compra del grupo de bollería y pastelería Martínez, y posteriormente en 2000 de productos Ortiz en pan tostado. Ello supuso para el grupo hacerse con una docena de plantas en los sectores del pan de molde, bollería y pastelería industrial con la mirada puesta solamente en los mercados de España y Portugal.

En los últimos tres años, con el horizonte de 2012, el grupo tiene en marcha un plan estratégico diseñado para mantener y reforzar el liderazgo y disponer de una empresa competitiva. El desarrollo de esa estrategia se ha centrado en tres pilares. Una política de oferta de productos pensada en responder a las demandas y necesidades alimenticias del consumidor; reducir diferenciales de precios con el resto de la competencia, incluidas las marcas de la distribución, y adaptar la capacidad productiva a las necesidades de la demanda. La empresa estima que la capacidad de producción instalada sólo se estaba utilizando en un 60%.

En la política para disponer de una oferta cercana al consumidor, el plan estratégico ha contemplado unas inversiones anuales de unos 10 millones de euros. De esa cifra, aproximadamente el 35% se ha destinado solamente para los programas de innovación, I+D, fundamentalmente en el sector del pan de molde que sigue siendo la primera y gran apuesta del grupo.

En 2009, sobre una facturación cercana a los 400 millones de euros, 340 millones correspondieron al pan de molde y el resto a la bollería y pastelería industrial. La producción de pan de molde del grupo se calcula en unas 150.000 toneladas. "El pan sigue siendo nuestra gran apuesta, pero sin dejar a un lado el resto de la oferta donde también tenemos una tecnología muy importante". Fruto de esa política ha sido en 2009 el relanzamiento de toda la gama de pan blanco y el lanzamiento del pan de molde bajo en grasas saturadas y azúcar, con aceite de oliva, avalado por la Fundación Española del Corazón en línea con la de la oferta de pan de horno tierno de 2008 o el pan con corteza tierna lanzado en 2007.

En esta política de mercado, junto al ajuste de los costes en la marca Bimbo, no ha renunciado a otros segmentos del mercado y el grupo tiene aproximadamente un 12% de sus ventas en la fabricación de marca para la distribución desde la empresa filial Pimad.

La adaptación de la capacidad productiva ha supuesto en los últimos años pasar de una docena de plantas a las siete que dispondrá en el futuro.

La primera desinversión del grupo fue la venta de la planta de El Espinar en Segovia, para la producción de bollería industrial. La planta fue adquirida por el grupo Siro. Dos años más tarde, el mismo grupo Siro adquirió las plantas de Antequera en Málaga, Briviesca en Burgos y Agüimes en Canarias. El pasado viernes, tras meses de negociaciones, se produjo la venta de la planta de Almansa en Albacete a la familia salmantina Serna, copropietario de la empresa Dulca. De esta forma, se ha cumplido el objetivo de lograr un comprador industrial que mantuviera la actividad sin ningún impacto social negativo sobre el colectivo de los trabajadores.

Con la salida del grupo de esta planta, los responsables de Bimbo quieren dar por cerrado el proceso de ajuste y de reorganización industrial. El grupo quedaría con siete plantas en Madrid, Granollers en Barcelona, Solares en Cantabria, Palma de Mallorca, Azuqueca en Guadalajara, Vergel en Alicante y Portugal. Tras este proceso de ajuste, en este momento la capacidad instalada del grupo se utilizaría al 80%, porcentaje que para los responsables del grupo es un punto que no supone un lastre para su actividad.

Producir fuera

Con la competitividad de sus productos como uno de los principales objetivos, el grupo Bimbo, además de desprenderse del 40% de sus plantas, contempla en su estrategia la externalización de una parte de su producción en fábricas de otras empresas que tengan unos costes más ajustados.

En esa línea se enmarca la venta de las cuatro plantas al grupo Siro, empresa especializada en la producción de galletas, bollería y pastelería industrial. En la operación de venta figura el acuerdo para que Siro elaborara para Bimbo la producción necesaria en ese segmento de la oferta. Para los responsables de Bimbo, esta política supone compartir activos con el grupo

en esos productos y con ello una reducción de costes.

Según los datos manejados por Bimbo, con el proceso de cierre de plantas llevado a cabo en los últimos tiempos, la fabricación propia en el grupo será el 80% y se externalizará el 20% restante en la fabricación de pan y del 35% en pastelería industrial.

Fuentes de la empresa señalan que

no habrá más producción externalizada y que el incremento de ventas que se espera una vez superada la crisis

se produzca en las instalaciones propias del grupo. -

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