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Reportaje:Moda

2009, odisea revolucionaria

Más democrática y digital, éste se recordará como el año en que la moda cambió

Eugenia de la Torriente

Como en la socorrida cita de Charles Dickens, 2009 ha resultado el peor de los tiempos y el mejor de los tiempos para la moda. Amaneció el año creyéndose inmune a los efectos de la crisis planetaria -sobre todo en lo tocante al negocio del lujo- y se acostará mañana -tarde, a buen seguro- totalmente cambiada y damnificada por una resaca en la que se hacen notar años de excesos. Han sido doce meses de democratización de la elitista criatura gracias a la revolución digital. Bloggers anónimos han pasado a codearse con las vacas sagradas del negocio y el mundo ha sentido más cerca a los habitantes del planeta moda. Y, como siempre, éstos se lo han tomado con la dosis justa de humor, naturalidad y sana deportividad.

La industria del lujo ha abrazado la tecnología con el fervor del converso
En España fue año de sonados regresos, conmemoraciones y justicia poética

- Huracán Michelle: Los vientos del cambio de la Administración Obama soplaron también con fuerza en la industria de la moda. La decidida apuesta de la primera dama por buscar la diferencia por la vía del armario supuso la afirmación estilística más interesante que se recuerda en la real politik. Fuertemente inclinada por el talento local (compra su ropa en Ikram, tienda de Chicago, y viste todo el tiempo diseñadores estadounidenses), su gusto desafía los convencionalismos: Isabel Toledo, María Cornejo o Sophie Theallet son algunos de los nombres para entendidos cuya proyección ha multiplicado. Cada uno de los vestidos que la adornaron en sus momentos más significativos hizo correr ríos de tinta, sobre todo, aquél de Narciso Rodriguez de rotundo cromatismo rojo.

- Estilo 2.0: Tras años de resistirse a lo irresistible, la moda y la industria del lujo han abrazado la tecnología con el fervor del converso. Atrás quedaron los años -muchos- con la web de Prada en eterna construcción. Éstos son tiempos de desfiles retransmitidos en streaming, como aquél de Alexander McQueen que, cosas de principiantes, sufrió un colapso por escasez de banda y exceso de visitas. Mientras se ha consolidado el fenómeno de los fotógrafos callejeros que cazan looks ideales para colgarlos en sus blogs, en un bucle de actualización estilística casi borgiano, el fenómeno más surrealista del año lleva nombre de dibujo animado. Tavi es una cría de 13 años que, opinando en su bitácora, ha acabado en las primeras filas de los desfiles más relevantes, con las puertas de Comme des Garçons abiertas de par en par por la esquiva Rei Kawakubo y firmando en Haper's Bazaar.

- Trapos para todos: Los sacrosantos salones de la moda nunca parecieron tan accesibles. ¿Democratización positiva o pérdida de la esencia de un negocio que solía ser de unos pocos pero hacía soñar a muchos? La proliferación de reality shows (Project Runaway, The Rachel Zoe Project, Stylista, Kell on Earth) sobre el mundo de la moda pareció demostrar que existe un genuino interés por las entretelas del negocio. Las masas están preparadas para participar del gran circo.

- Adioses: Como un trágico reverso de lo anterior, 2009 asistió a la desaparición del longevo y exquisito fotógrafo Irving Penn (nacido en 1917). Su forma de ver la moda nada tenía que ver con el largo y gracioso chiste en que se ha convertido una industria poblada por actrices de cuarta metidas a modista. El ojo de Penn veía la belleza hasta en los objetos cotidianos, sí, pero siempre bien lejos del espectáculo. También fue el año en que Margiela, el misterioso hombre, dijo adiós a Maison Margiela, la marca que fundó en 1988.

- Doce meses de peso: En España, el año se fue en conmemoraciones, sonados regresos y actos de justicia poética. La pasarela Cibeles celebró su edición número 50 y, para reforzar el feliz acontecimiento, dos de sus hijos predilectos, Roberto Verino y Adolfo Domínguez, volvieron al redil. Elio Berhanyer cumplió cincuenta años como insigne pionero del vestir y Pertegaz recibió el primer Premio Nacional de Moda que concede el Ministerio de Cultura, con el asentimiento general.

- Se desata la 'balmanía'. Una marca obscenamente cara -¿unos tejanos rotos? 1.500 euros- se convirtió en la etiqueta más buscada del año por gente de -casi- toda condición. Balmain fue responsable de la proliferación de hombreras en las grandes cadenas. Pero no sólo los demás sacaron tajada: las ventas de la casa francesa se han doblado cada temporada desde que llegó Christopher Decarnin, último profeta de la moda, en 2005.

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