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GOLDMAN SACHS | Laboratorio de ideas

Sonríe y aguanta

Sólo el tiempo, no las relaciones públicas, devolverá a Goldman Sachs su viejo prestigio. Su plan de aportar junto con Warren Buffett 500 millones de dólares para financiar 10.000 pequeñas empresas estadounidenses es digno de elogio. Pero existe el peligro de que los aproximadamente 17.000 millones de dólares de salario acumulado por nueve meses de trabajo y los constantes rumores de favoritismo en las ayudas públicas lo conviertan en un simple gesto de relaciones públicas.

La empresa dirigida por Lloyd Blankfein, que esta semana se sentía obligado a pedir disculpas por la participación de Goldman en algunos de los excesos cometidos durante el auge crediticio- provocaba respeto y admiración porque en gran medida su lucrativo negocio no estaba expuesto al escrutinio público.

Todo eso ha cambiado. Tanto los medios de comunicación convencionales como los políticos se han percatado de la rápida vuelta de Goldman a los megabeneficios después de uno de los años más duros que se recuerdan. En lo que va de año ha ahorrado suficiente como para estar a punto de pagar a cada empleado una media de 700.000 dólares este año.

La recuperación de Goldman debe mucho a la intervención estatal. Aparte del apoyo general que ha brindado al sector financiero, el Gobierno estadounidense se apresuró a ayudar a Goldman y a Morgan Stanley directamente en el peor momento de la crisis financiera, convirtiéndolas en empresas controladoras de bancos, un privilegio no concedido a Bear Stearns ni a Lehman Brothers.

No ayuda mucho a la empresa, memorablemente apodada el "calamar vampiro" por Rolling Stone, el que uno de los arquitectos de la ayuda al sector financiero fuese el entonces secretario del Tesoro Hank Paulson, predecesor de Blankfein. Los ex alumnos de Goldman ocupan cargos de poder en todas partes. Teorías de la conspiración aparte, no sorprende que piensen igual, y en maneras que tienden a favorecer a Wall Street.

Dicho eso, Goldman fue menos irresponsable que la mayoría en los momentos anteriores a la crisis, como muestra su mínima convalecencia. Sus socios siempre han ganado más dinero que los rivales. La nueva iniciativa para las pequeñas empresas tal vez no sea enorme, pero sus detalles dan a entender que es más compleja y valiosa que una simple maniobra de relaciones públicas.

En todo caso, es improbable que la empresa espere que incline la balanza de la percepción ciudadana. Tal vez no sea muy divertido, pero la imagen del calamar se borrará. Mientras, Goldman tendrá que hacer de tripas corazón.

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