Los peligros de nube virtual
El cloud computing (o computación en nube) es el gran concepto que preside el nuevo capítulo en la historia de las relaciones entre el usuario y su ordenador personal. La idea, dejada en los huesos, consiste en la tendencia progresiva a delegar en la nube (Internet) lo que antes teníamos en la memoria del ordenador. El sistema operativo se convierte así en un servicio al que acceder desde la pantalla personal. Y en la nube, en principio, podemos guardarlo todo Todo lo que antes guardábamos en el disco duro: documentos de texto, archivos de imagen, correo La popularidad de Gmail —el servicio de correo electrónico de Google— es, posiblemente, uno de los primeros triunfos en los albores de la era del cloud computing.
"Si mandas tus datos a un lugar esparcido por todo Internet, al haber un problema de seguridad puede caer en manos erróneas" (Álvaro Ibáñez, Microsiervos)
Con el trazo tosco de un niño pequeño, el analista informático Hamad Subani colgó en su blog Techtangerine (www.techtangerine.com) una ilustración que reflejaba las diferencias entre la computación tradicional y la computación en nube. Las deficiencias formales quedaban compensadas por su poderosa claridad expositiva. La tesis constaba de dos partes: en la primera, titulada Computing as we know it [la computación que conocemos], se veía a tres individuos sentados frente a sus respectivos ordenadores. Uno de ellos lucía turbante (¿lo pillan?). Sobre sus cabezas flotaba una nube en la que podía leerse The Internet. Del ordenador de cada uno de los personajes surgía un cable. El cable del primer usuario sólo se extendía hasta la nube internáutica; el del segundo la atravesaba y alcanzaba una CPU (unidad que procesa los datos contenidos en los programas de la computadora) situada más allá, y el del tercero (el del turbante) llegaba a esa misma torre sin siquiera rozar las puntas del cumulonimbo virtual. La segunda parte llevaba por título Cloud computing y adoptaba una clave más bien apocalíptico/estremecedora: ahí seguían estando los tres usuarios, ahora sentados frente a escuetas y delgadísimas pantallas. Sobre sus cabezas, un nubarrón albergaba todas las CPU aprisionadas por un severo cinturón. El nubarrón lucía rótulo de propiedad, y un zepelín del Departamento de Seguridad Nacional, un globo aerostático de la CIA y otro globo con bandera pirata trasteaban por los alrededores. El usuario del turbante, en esta ocasión, tenía la conexión rota. El post que albergaba la ilustración llevaba por título: "Diez razones por las cuales la computación en nube es una mala idea".
"Como todo, la computación en nube tiene sus ventajas y sus inconvenientes", señala Álvaro Ibáñez, del blog especializado en tecnología Microsiervos.com. "Por un lado está la comodidad de conectarte en cualquier cibercafé y poder acceder a toda la información que antes tendrías en tu ordenador doméstico. Por otro, los temores más fundados apuntan a la seguridad y a la protección de la privacidad: cuantos más eslabones hay, más cosas pueden fallar. Si mandas tus datos a un lugar esparcido por todo Internet, en cuanto haya un problema de seguridad esa información puede caer en las manos equivocadas. Aunque los data centers [los grandes complejos donde se archiva la información en nube] se preocupan de garantizar seguridad al usuario, en general todo es un poco más inseguro que tener tus datos en tu ordenador".
A finales de octubre, The Economist dedicó un artículo al tema, a propósito del lanzamiento del nuevo sistema operativo de Microsoft Windows 7, cuyo toque de distinción está, precisamente, en la simplicidad y, por tanto, podría ser interpretado como un primer paso del gigante informático para adaptarse al nuevo paradigma. El texto sugería que el Windows 7 era el disparo de salida para la carrera por la conquista de la nube por parte de gigantes como Microsoft y Apple, convenientemente retados por el nuevo contendiente Google. Según Álvaro Ibáñez, "no parece que Microsoft y Apple estén especialmente bien posicionadas para la batalla. El pulso estará entre Google y Amazon, que son las compañías que más claramente han apostado por el cloud computing y que ya están ofreciendo muchos servicios de computación al usuario. Quizá IBM también tenga algo que decir. Microsoft y Apple tendrán que ampliar sus intereses si quieren significar algo en el futuro, y se irán reciclando en empresas de servicios". Al final se llevará el gato al agua quien ofrezca servicios más económicos o un mayor porcentaje de ellos gratuitos.
De momento, el cloud computing es un sueño hecho realidad para quien desarrolla su propio proyecto en la Red y no dispone de la inversión en servidores para levantarlo y darlo a conocer: la nube proporciona una arquitectura de servidores que puede crecer a la medida de sus exigencias y, por supuesto, en este contexto uno sólo paga por lo que usa. Por otro lado, casos recientes como el sabotaje sobre el servidor que albergaba las agendas de contactos de 150.000 usuarios de Sidekick, el teléfono móvil de T-Mobile y Microsoft, o la desaparición temporal de todas las webs de Suecia ilustran los peligros de este nuevo paisaje en el que todo el mundo hará bien teniendo un plan B o dejando constantes copias de seguridad a buen recaudo.
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