"La empatía es mi talento, nunca he dibujado bien"
El cuerpo relajado sobre el sofá, la mirada directa a los ojos, la voz amable y llena de tonos. El lenguaje corporal de Aitor Saraiba es explícito: le gusta conversar. Te ríe las gracias, te pregunta a pesar de ser él el entrevistado y te toca levemente un brazo o una pierna como diciendo "claro, eso es, estamos de acuerdo, te entiendo". Esta facilidad para conectar con quien tiene enfrente es lo que él llama su "único talento innato": "Nunca he dibujado bien, he destacado más bien en poco". Su empatía sin embargo es el origen de esta edición de la Noche en Blanco. El comisario, Rafael Doctor, decidió que el evento girase en torno a la idea del regalo cuando vio sus dibujos curativos (pequeñas obras que Saraiba pinta en directo tras una breve charla con un desconocido que le pide un deseo). "¿Eso dice? ¡Qué honor!", exclama Saraiba humilde y emocionado. El día 19 más de 100 personas formadas por él y repartidas por Madrid pintarán y regalarán unos 10.000 dibujos en la acción Sanar Madrid.
Pregunta. ¿Quiénes son esos 100 dibujantes/sanadores?
Respuesta. Hay de todo. Los encontré en Facebook. Más que gente que supiese dibujar, buscaba personas que quisiesen escuchar y compartir. No se apuntaron muchos artistas, eso te dice cómo está el mundo del arte.
P. ¿Cómo los formó?
R. Durante tres meses hicimos un cursillo con un psicólogo. Para mí el proyecto era encontrar 100 personas buenas, dispuestas a hacer algo gratis por los demás. Objetivo cumplido: la Noche en Blanco será sólo la celebración de que fue posible.
P. Lápiz, papel, mesa, sillas y dos desconocidos. ¿Arte para tiempos de crisis?
R. Estoy harto de que el arte sea tan caro. El dinero importa más que la poesía. Bobadas. Por 5,95 euros tienes todas las obras maestras que quieras en libro y DVD. Yo no creo en los materiales nobles ni en las grandes dimensiones, no pillo esa lucha de machos de Pollock o Picasso... El mundo del arte se ha convertido en un dinosaurio, pero yo hace cinco meses trabajaba de dependiente en una cadena de ropa por 800 euros... ¡Cómo voy a dejar de hacer arte popular!
P. ¿Influencias?
R. Los exvotos mexicanos [se pintan como agradecimiento a un favor supuestamente concedido por una virgen o un santo] y el artista Joseph Beuys, que dijo "todo el mundo es un artista".
P. ¿Regalar arte es a las galerías lo que Internet a la SGAE?
R. El que quiere comprar un dibujo mío lo compra. Y a quien necesita un dibujo curativo no se lo puedes cobrar porque es su historia, le pertenece... Yo me he criado fotocopiando libros y grabando casetes, si la gente necesita poesía, la toma.
P. ¿Qué deseos le pide la gente que les dibuje?
R. Soy como un psicólogo y no puedo dar detalles, pero en el fondo sólo hay dos temas, el amor y el desamor.
P. ¿Cuál fue su primer dibujo curativo?
R. Cuando vivía en México mi madre me dijo por teléfono que le dolía la cabeza. Yo estaba lejos y quería ayudarla, así que le hice un dibujo y comprendí que eso era lo que estaba buscando. Mi obra siempre había tratado de mis temores y mis ilusiones, así que dejé de hablar de mis necesidades y empecé a hablar de las del otro. Es guay que algo que haces para tu madre acabe haciéndose para 10.000 personas.
P. ¿Y a usted le han hecho alguno de estos dibujos?
R. Sí, los alumnos en el cursillo. Mi deseo fue que el tiempo que faltaba para que mi novio volviese de Los Ángeles pasase pronto.
P. ¿Se le ha cumplido?
R. Sin duda, llega el viernes y los últimos tres meses preparando la Noche en Blanco han pasado volando.
P. Y sin embargo, viene su novio y usted tiene que ocupar la noche en la calle haciendo dibujitos a desconocidos...
R. Ya lo decía Capote, se llora más por las plegarias atendidas que por las no atendidas.
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