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Reportaje:

La fiesta adelgaza

Las empresas musicales ingresan un 30% menos - La crisis reduce "la cuota gallega" en la promoción de conciertos

"Lo importante es todo el dinero que desapareció del sector", sostiene Quique Costas, de Nordesía Produccións, "en los ayuntamientos importantes, la reducción del presupuesto para fiestas supera los 2,5 millones, 1,4 entre Vigo y A Coruña". El director gerente de Nordesía, líder de facturación si hablamos de promoción musical (festivales como Cantos na Maré, Sons da diversidade), se vale también de los números de la Sociedad General de Autores en 2008. "Computando número de entradas y su cuota del 10% en espectáculos gratuitos, la SGAE recaudó un 6% menos por derechos de autor, pese a aumentar los ingresos de la hostelería. Y en 2009 la caída será mayor".

En términos de oferta, con los bancos a la defensiva -Caixa Galicia cortó la aportación para Festas en A Coruña; en Ferrol pasó de 200.000 a 50.000 euros lo destinado a cultura- y las empresas musicales ingresando "entre un 30% y un 40% menos", la escasez adelgaza programaciones y afecta a concejales y técnicos de Cultura. "La cuota gallega está francamente mal", reconoce Costas. El único festival indie gallego, el Artenativa de Valga, se cayó del mapa veraniego por falta de apoyos. Mientras el Lolapop de Pontecaldelas busca abrirse a otros públicos, el Festival do Norte de Vilagarcía, cuyos organizadores estuvieron también a los mandos del desaparecido Santirock -único festival de música alternativa que tuvo Santiago-, eligió alimentarse de pop estatal.

En A Coruña, el recuerdo de The Cure en Riazor planeó de nuevo sobre el cartel del Noroeste Pop-Rock: Hombres G, La Unión, El Consorcio, Raphael y, a última hora, Calle 13 y The Hives. En el caso de los suecos, para atraer a "jóvenes adolescentes", según la organización.

La necesidad y la dificultad de ampliar patrocinios fuera del paraguas institucional afecta también a los promotores de grandes conciertos. El de Laurie Anderson y Lou Reed en Santiago, como el de Leonard Cohen en Vigo, se gestaron desde Articket, la productora de Bibiano Morón. Para el ex Voces Ceibes, que habla de Vigo como "la ciudad de los conciertos", en Galicia "estamos acostumbrados a que los empresarios del espectáculo se dediquen a chupar de la canoa, sin estrujarse el cerebro". "Ése es", dice, "el cáncer que impide poner en valor las cosas". Morón alude al "techo" de Santiago, una ciudad "sobreprogramada". "Me hubiera gustado que me diesen mucha pasta para traer a Lou Reed, pero sólo aportó la Federación de Asociaciones de Enfermos", critica. "Habrá 'músicas da diversidade', pero aquí siempre programan los mismos".

El responsable de la Asociación Galega de Empresas Musicais, Kin Martínez, admite bajadas de hasta el 50% de público en algunos festivales de la marca Galicia Escoita y reconoce que la tendencia es desprenderse de los cupos de riesgo. "El problema es que se rompe un vivero de artistas con propuestas arriesgadas, que antes sí tenían cabida en las programaciones". Con estas trazas, Martínez considera que la escena musical "tardará más en recuperarse que la economía". Puestos a escoger por qué clase de escena convendría apostar, lo cierto es que la vía comercial no es un seguro de vida para los promotores, al menos hasta que los artistas 40 Principales no rebajen sus cachés de 50.000 euros. Conciertos de Carlos Baute & Marta Sánchez o Melendi han tenido aforos inferiores a 5.000 personas.

Desde el colectivo vigués Sinsal Audio -siete años programando música periférica, desde Magú Castromil a Bonnie Prince Billy-, Xulio Gómez destaca el contraste: "Ante la escasez, las instituciones priorizan todavía más la música comercial. Ésa es la vuelta de tuerca". Al Festival Sinsal, con un presupuesto de 60.000 euros cubiertos al 75%, le afecta menos la crisis. Hasta 2007, dos tercios del dinero lo ponían ellos.

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"Crear tejido"

Cada 18 de julio, asociaciones de raíz folk y punk de Matamá (Vigo) organizan el Sons da Lameira. El tamaño aquí garantiza la autogestión, pero, como dice Leo F. Campos -de O Leo i Arremecághona!-, "los grandes negocios también deberían tender hacia la autosustentabilidad". "Si no, dependemos totalmente del poder político".

Desde el lado empresarial, la oportunidad de "crear tejido" se anuncia para el Xacobeo. "Hay buena interlocución con el gerente", afirma Quique Costas. "Si hubiese que plantear algún temor", matiza, "es que termine siendo como el programa festivo de las ciudades, cuando debería dejar un poso que alimente el tejido cultural". "Corregir" los hábitos de consumo cultural -Costas habla de "deseducación desde los concellos", por la gratuidad de los espectáculos- exigiría una didáctica de largo aliento.

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