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Las vacaciones hacen descender el tráfico, pero no la contaminación

Tres estaciones de la Castellana registran valores altos de dióxido de nitrógeno

Elena G. Sevillano

Empiezan las vacaciones para algunos, no hay transporte escolar, los que se quedan trabajando tienen jornada continua... Juntándolo todo, el tráfico descendió un 8,4% en las vías urbanas (dentro de la M-30) en la segunda quincena de julio, según un informe que hizo público ayer el Ayuntamiento. La hora punta de la tarde (entre las seis y las nueve) fue el periodo en el que más se redujo el tráfico, una media de 10,9%. Ni por esas se limpia de contaminación la capital. Tres estaciones de medición en la zona de la Castellana han registrado en los últimos días valores muy altos de dióxido de nitrógeno (NO2), un gas tóxico causado por el tráfico que irrita las vías respiratorias.

La estación de Marañón (Castellana con Miguel Ángel) registró el 25 de julio, a las 11 de la noche, un máximo de 382 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno. Esa cifra casi dobla la que la legislación europea considera "límite para la protección de la salud", establecida en 200 microgramos. Esa misma noche se superó ese límite otras ocho veces: tres en Marañón, cuatro en Marqués de Salamanca (Ortega y Gasset con Príncipe de Vergara) y una, a las 11 de la noche, en Ramón y Cajal (Príncipe de Vergara con Parque de Berlín).

La legislación europea establece el umbral de alerta, es decir, la obligación de la Administración de prevenir a los ciudadanos, cuando se sobrepasan los 400 microgramos tres horas seguidas. El Ayuntamiento, por tanto, no tenía obligación de avisar. Madrid supera de largo la recomendación de la UE en cuanto a niveles de NO2. En 2007 registró una media anual de 60 microgramos. El máximo, para la UE, debería ser 44.

En Ramón y Cajal y Marañón volvieron a superarse los 200 microgramos de NO2 el 4 de agosto. Según explicó Juan García, de Ecologistas en Acción, el buen tiempo y la estabilidad atmosférica favorecen estos episodios porque los contaminantes que emiten los tubos de escape no se despejan. Además, por la noche se produce el fenómeno conocido como inversión térmica: durante el día los gases se almacenan arriba porque pesan menos, pero al bajar las temperaturas por la noche el aire limpio se enfría, las masas de aire se intercambian y el contaminado baja.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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