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Reportaje:

La velocidad en los genes

Gavaldá, medalla de plata en 200m en los Mundiales juveniles, es hijo de corredores

Amaya Iríbar

Algo está cambiando en el atletismo español. Tras años con los mismos nombres en los titulares y tras el fracaso de los Juegos de Pekín, el año 2009 va camino de convertirse en el del despertar de una nueva generación. La nacida en los noventa. Primero fue el altísimo Miguel Ángel Sancho en salto de altura, luego el enorme Javier Cienfuegos con un lanzamiento de martillo que le valió el récord del mundo junior y ahora, aunque apuntó maneras antes, Alberto Gavaldá, que se colgó el domingo la plata en los 200m de los Mundiales juveniles. Él es del 92.

No es habitual que España cuente con un atleta capaz de competir con los mejores en pruebas de velocidad. Los mejores suelen ser negros, como Kirani James, el único que corrió más rápido que Gavaldá en Bressanone (Italia), de físico imponente. Gavaldá es "normalito". Mide 1,80m y pesa 69 kilos. Pero lleva la velocidad en los genes porque su padre, Ángel, y su madre, Ana Pina, fueron corredores destacados.

"Si no me llevan a los Mundiales no pasa nada, ya he hecho mi temporada"
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Hace tiempo que Ángel Gavaldá cambió los pantalones cortos de correr por el chándal de entrenador. Siempre ha guiado los pasos de su hijo pequeño, que probó también con el balonmano, pero se centró en el atletismo con 12 años. Los Gavaldá entrenan en Zaragoza y no quieren ni oír hablar de trasladarse a Madrid o a Barcelona, donde están los grandes centros de alto rendimiento. "Aquí tengo la pista y los medios necesarios y coordinamos los entrenamientos con la gente de la federación", explica el atleta.

Esos entrenamientos consisten en unas cuatro horas diarias, que compagina con el colegio -el año que viene empezará primero de Bachiller-. Y han empezado a dar frutos importantes este año, cuando se proclamó campeón de España absoluto de 200m en pista cubierta, cuando empezó a batir marcas en categorías inferiores. Aún así, le queda mucho margen de mejora, sobre todo en la salida, donde reacciona peor que sus rivales. El domingo, también fue así. Otra tarea pendiente: ganar volumen, y por eso este año ha empezado a hacer trabajo de gimnasio. "Ya no voy a crecer más...". Eufórico tras la carrera, en el AVE que le lleva de Madrid a Zaragoza, a casa, lo que no tiene tan claro es si estará en los Mundiales de Berlín en agosto, para los que aún no ha hecho la mínima. "Si no me llevan no pasa nada, ya he cumplido mi temporada", se despide.

Alberto Gavaldá.
Alberto Gavaldá.REUTERS

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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