Cáritas dará cheques para que los nuevos pobres puedan ir al 'super'

Hace ya tres meses, Cáritas Diocesanas de Vizcaya anunció que el número de personas que recurren a la acción social de la Iglesia católica por carecer de otros recursos había aumentado un 40% hasta marzo a consecuencia de la crisis. Mikel Ruiz, director provincial de Cáritas confirmó ayer que esta tendencia sigue al alza y presentó la última iniciativa que la entidad ha puesto en marcha, en colaboración con Eroski y Caja Laboral, para hacer frente a la avalancha de peticiones de ayuda: cheques para comprar "productos de primera necesidad del ámbito alimenticio". El objetivo es que las personas que han caído en una situación de pobreza y sufren riesgo de exclusión social "puedan seguir acudiendo a los supermercados y no sentirse estigmatizadas".

Con el vale se busca solventar la lenta tramitación de la renta básica

Cáritas comienza esta semana a distribuir estos talones que tienen un valor nominativo de 25 euros y son canjeables en todos los supermercados Eroski de Vizcaya. La iniciativa es fruto de un acuerdo entre la cooperativa de distribución, la organización caritativa y Caja Laboral, que, a través de su obra social, aporta parte de los fondos necesarios para su ejecución. Está previsto que, "en una primera fase", unas 600 familias de la provincia se beneficien de la ayuda. Los representantes de Eroski y de la caja mostraron ayer, en la firma ante los medios de este acuerdo, su buena disposición ante una eventual extensión del programa a Álava y Guipúzcoa.

Las familias perceptoras de los vales han de tener ingresos por debajo de la renta básica. Según explicó Ana Sofía Telletxea, responsable de acción social de Cáritas, el perfil es el de personas a las que se les ha terminado el subsidio por desempleo, pero no han empezado a recibir aún la renta básica que concede la Diputación de Vizcaya a las personas que no reciben ningún salario, bien porque no cumplen con el requisito de tener seis meses de empadronamiento en Vizcaya, bien por "el atasco de más de 2.600 solicitudes que hay en Diputación".

Este "atasco" llegó a los 6.000 expedientes en mayo y motivó la intervención en las Juntas Generales, hace dos semanas, del diputado de Acción Social Juan María Aburto, quien justificó las demoras, más que por la crisis, por el desarrollo de la Ley de Garantía de Ingresos, aprobada por el anterior Ejecutivo vasco en la recta final de la pasada legislatura y que ha causado que un gran número de pensionistas que aspiran a cobrar el salario mínimo interprofesional presentaran solicitudes.

El cheque de Cáritas se entrega tras una evaluación de la familia realizada por los trabajadores sociales de la organización, en la que se establece la cantidad -uno, dos o tres talones- y la frecuencia con que les serán entregados.

La prestación está limitada a un máximo de tres meses, después de los cuales, se confía en que el expediente de la familia en Diputación haya podido ser ya tramitado. "Son ayudas de emergencia enfocadas a personas que nunca antes han tenido que pedir, y a quienes la crisis ha golpeado más duramente", apuntó Telletxea.

La ayuda, por otra parte, busca evitar los repartos de productos "en especie". "Cáritas no entrega alimentos, salvo alguna excepción. Buscamos que las personas que tenemos acogidas los adquieran", señaló Ruiz, quien indicó que la iniciativa sigue una línea semejante a la que desarrollan en colaboración con la red de establecimientos Koopera y, mediante la cual, se entregan cheques para que estas personas puedan comprar ropa de segunda mano. Ruiz añadió que este tipo de acción social supone un "salto cuantitativo y cualitativo" ante el cambio de perfil de las personas que solicitan asistencia: "Vienen personas que antes no acudían a Caritas", concluyó.