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ÁREA DE META | Copa Confederaciones 2009
Columna
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Muniesa

Seguramente lo habrán olvidado ya, pero hace un mes, en el banquillo del Barça en el estadio Olímpico de Roma, se sentaba un chaval rubio que había debutado unos días antes con el primer equipo, debut cerrado con una expulsión, y que tuvo el maravilloso colofón de vivir en directo, desde dentro de la lista de convocados, una final de la Champions que ha quedado para el recuerdo. Recuerdo a un amigo mío amenazando al Manchester cuando éste atacaba con toda su artillería, los Berbatov, Tévez y Cía., con que nosotros teníamos a Muniesa y, si nos enfadaban, lo poníamos en el campo.

Y se preguntarán ustedes a qué viene este recuerdo del joven central barcelonista y se lo explico: el domingo por la mañana me acerqué a San Mamés para volver a sentir la magia de la Copa, esta vez en la categoría de juveniles; 18 años hace que el Athletic no disputa esta final y si tenemos en cuenta que de la última salieron jugadores cono Julen Guerrero o Aitor Karanka entenderán que estas cosas se traten con valor casi sagrado en este club de cantera.

Cuando comenzó el partido, me sorprendió ver en el eje de la defensa del Barça a un rubio que se parecía como una gota de agua a otra a aquel jugador que un mes antes flotaba por el césped romano abrazándose con todos sus compañeros. El estilo impecable de Muniesa se desplegaba por el viejo campo bilbaíno como un eslabón entre el fútbol hiperprofesional y el más puro fútbol-base. Esta vez el Athletic salía victorioso de la eliminatoria para jugarse el título contra el Sevilla el próximo sábado en Nerja. Esta vez no habrá ni invasiones ni mareas humanas ni problemas con las entradas, pero una parte importante del futuro del Athletic estará en juego en tierras malagueñas.

Y, mientras pensaba en todo, esto me parecía que un invisible hilo se extendía hasta Suráfrica (lo que hace la imaginación y las necesidades del escritor), donde la selección rompe con todos los registros para situarse en puertas de esa final que parece escrita desde que la pelota se puso en movimiento en la Copa Confederaciones. Claro que antes habrá que resolver el partido contra Estados Unidos, que se presenta sin ninguna presión, con los deberes hechos y la moral por las nubes. Con un reto grandioso al que hacer frente como es enfrentarse a la selección actual con más recursos ofensivos, con más llaves para abrir cerrojos de todo tipo.

Y pensaba en todo ello porque el gran espectáculo del fútbol empieza en los campos donde los chavales disfrutan y sufren con un balón, donde se va construyendo la selección de la próxima década, donde se van formando, muchas veces por imitación de los buenos, otras inventando soluciones propias, aquéllos que van a sentir la exigencia de continuar la senda maravillosa que la selección actual va creando.

Y, si tenía razón el poeta cuando nos decía que se hace camino al andar, el camino de las futuras figuras se va haciendo en partidos como el de San Mamés, partidos vividos y jugados lejos del gran marketing deportivo, lejos de las grandes cifras del negocio del fútbol, lejos de los titulares espectaculares, pero ellos son nuestro futuro, el nuestro, el de nuestro fútbol.

Gracias Muniesa por traernos el aroma de la Champions a nuestro San Mamés.

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