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El coste del nuevo puerto coruñés se dispara hasta 850 millones

La obra necesita 250 millones de euros que no estaban previstos

Los muelles más caros de la historia de Galicia están zozobrando. La Autoridad Portuaria de A Coruña lanzó el miércoles un SOS financiero a la Xunta y al Estado porque los costes para construir un puerto exterior en punta Langosteira (Arteixo) y convertir la dársena petrolera del centro de la ciudad en una urbanización se han disparado de tal manera que alcanzarán cifras escalofriantes. El proyecto que empezó a andar hace sólo cuatro años con el apoyo entusiasta de los tres partidos y un anunciado presupuesto de 600 millones (429 ya han sido licitados sólo para horadar el cabo de Langosteira y ejecutar el dique y las explanadas) necesita ahora fondos no previstos por sus padrinos de al menos 250 millones y que, de momento, no se sabe quién aportará.

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"La obra no se va a dejar a medias, a nadie le cabría en la cabeza". José Bustabad, representante de UGT en el consejo de administración del Puerto, está convencido de que de algún sitio saldrá el dinero para pagar un sobrecoste que a él no le ha pillado por sorpresa. "Que nadie se rasgue las vestiduras ahora porque vaya a costar 200 millones más. Es una obra muy compleja y yo ya dije que iba a ocurrir". La complejidad de la nueva dársena se debe sobre todo al emplazamiento elegido, uno de los pocos parajes vírgenes que quedaban en la costa coruñesa, batido por olas gigantes y fuertes vientos.En 2005 un ejército de operarios y maquinaria muy pesada (la grúa que mueve los bloques es la misma que desmontó el rascacielos Windsor en Madrid) emprendió una lucha contra los elementos que ha acabado con la vida de cuatro trabajadores y ha llevado a la Inspección de Trabajo a paralizar la obra por falta de seguridad. Los promotores del proyecto admiten que el nuevo puerto arrastra unos meses de retraso que pueden complicar el cobro de la subvención europea de 257 millones, condicionada al cumplimiento de ciertos plazos.

"Nosotros tenemos la mano tendida para ayudar pero para eso queremos acceder a toda la información sobre la obra, incluido el proyecto técnico y su plan financiero", señala desde Madrid el nuevo presidente de Puertos del Estado, el coruñés Fernando González Laxe. Los números rojos del puerto exterior coruñés los destapó el nuevo presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, en el discurso de su toma de posesión, aunque ni él ni ningún miembro de su equipo ha accedido a dar más explicaciones sobre el desfase presupuestario. Según sus previsiones, a los 429 millones de euros que se preveía que costasen las instalaciones que se están ejecutando (dique y explanadas) habrá que sumar ya 100 millones más por el sobrecoste de materiales y personal, una cifra que el PP eleva a 200 millones. En total, la infraestructura básica de la dársena saldría por 629 millones, 129 millones más cara que la Cidade da Cultura, el macrocomplejo cultural que se ejecuta en el monte Gaiás de Santiago.

Pero sólo con esos 629 millones (257 millones los aporta la Unión Europea) el nuevo puerto de A Coruña no serviría de nada. Para dar acceso a la dársena la Administración deberá construir unos accesos en los que se prevé gastar otros cien millones. Fomento aportará casi 60 para ejecutar una carretera y está pendiente un enlace por ferrocarril aún sin presupuestar.

Los 730 millones requeridos por una hipotética dársena con accesos en punta Langosteira también son insuficientes para liberar el centro de A Coruña de las descargas de crudo y carbón. Falta otra partida, la principal, la única que permitirá que la refinería de Repsol deje de utilizar los muelles del centro: los 120 millones que, según un estudio de Puertos del Estado de 2003, costarán las instalaciones petroleras para las descargas y el oleoducto que llevará los hidrocarburos de Punta Langosteira a la planta de Repsol, dos infraestructuras básicas para darle sentido al proyecto que no están incluidas en los trabajos que se ejecutan actualmente. La Autoridad Portuaria y la empresa llevan tres meses negociando las características de las futuras instalaciones pero ni siquiera han empezado a hablar de quién pagará la mudanza. "Las dos partes estamos condenadas a entendernos pero aún no hemos avanzado nada del aspecto económico", señala Ignacio Trapiella, portavoz de la refinería coruñesa de Repsol.

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En total, serán al menos 850 millones de euros los que tendrán que invertir las administraciones para poner en funcionamiento el puerto exterior de A Coruña, aunque la propia Autoridad Portuaria admite que los fondos necesarios pueden ser aún más por culpa de la crisis inmobiliaria. Y es que una parte de los 429 millones ya licitados y adjudicados a ACS se pretendían financiar con la venta del suelo que ocupan los muelles actuales en el centro de la ciudad. La operación urbanística era muy apetecible en 2004, cuando el ex alcalde Francisco Vázquez la pactó con el Gobierno de José María Aznar, y con ella se pretendían recaudar 150 millones de euros para pagar el puerto exterior. Pero la crisis del ladrillo ha roto el cántaro de leche.

La Asociación de Promotores Inmobiliarios de A Coruña comparte el "temor" expresado por el presidente del Puerto esta semana. "La crisis del sector hace que inversiones de esta cuantía sean imposibles por la falta de financiación. Si eso no cambia, esa operación quedaría en stand by", admite su portavoz, Juan José Yañez. Una de las cláusulas del convenio con el Ministerio de Fomento para la futura desafectación de los terrenos portuarios establece además que ese suelo no se podrá vender hasta que no empiece a funcionar la dársena de Langosteira y, según fuentes de este departamento, no hay intención de cambiar este requisito.

Los habitantes de Suevos y Rañobre, los dos pueblos de Arteixo ubicados junto al puerto en construcción, asisten preocupados a la deriva de un proyecto que ha cambiado sus vidas. Después de ser expropiados, soportar las explosiones estruendosas con las que se horadó el cabo de Langosteira y denunciar la invasión de fincas por parte de la empresa constructora, la Autoridad Portuaria de la vecina Coruña les prometió compensaciones: una pantalla arbolada y un paseo peatonal como frontera con la nueva dársena y mejoras en las aceras y carreteras de la zona. "Si no hay dinero para financiar la obra, ¿cómo va a haberlo para cumplir todo lo que nos prometieron?", se pregunta su representante, Víctor Naya.

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