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Una delegada en el infierno

Valcarce y Aguirre se reúnen en secreto para acabar con la Cañada Real

Una reunión secreta con un único tema del día: ¿qué hacer con la Cañada Real Galiana? Especialmente, qué hacer con el tramo que linda con la incineradora de Valdemingómez, sector V. Una mesa, constituida el pasado martes, con varios actores. La convocante, Esperanza Aguirre, presidenta regional, y la nueva delegada del Gobierno, Amparo Valcarce, como principales interlocutores. En la memoria de Valcarce, su visita al lugar un día antes, el lunes, cuando pudo ver en directo las ratas muertas, los miles de émbolos manchados de sangre, los esclavos o compis barriendo los portales de los narcos a cambio de una dosis, las decenas de tiendas de campaña con toxicómanos agonizantes, las paradas de cundas (taxis de la droga) anunciadas a rotulador, las montañas de basura y restos de incendios y los niños menores de 10 años haciendo carreras en sus quads.

La visita incluyó un recorrido por zonas con ratas muertas y émbolos con sangre

La delegada del Gobierno, que fue invitada al lugar por los voluntarios de la parroquia de Santo Domingo de la Calzada, prepara un plan de choque inmediato en el que, como primera medida, se instaría a quien compete, o sea, a los ayuntamientos, a limpiar las toneladas de residuos y a asfaltar la zona, que ahora es una sinuosa senda llena de baches que no conduce a ninguna parte. También a mejorar la salida de la calle aneja de Francisco Álvarez, con su plaquita municipal y todo, y donde viven personas desde hace 50 años que han visto su día a día convertirse en un infierno plagado de sobresaltos. Por ejemplo, un ruido infernal de coches y voceros de la mercancía que trepana sus pequeñas viviendas cada noche hasta la madrugada. O el fulgor de las hogueras que indican los puntos de venta operativos, un fuego en danza hasta las cinco de la madrugada.

Esta zona de la Cañada se empezó a llenar de drogadictos cuando se cerró el poblado de La Rosilla, en 2007. Pero sus diferencias con respecto a otros supermercados de la droga son sustanciales. Por ejemplo, el hecho de que sea un lugar cerrado, al que la policía no puede acceder fácilmente y al que siempre llega tarde porque los niños en sus motos llegan antes a los chalés de los mafiosos o un trabajador de los traficantes está apostado al inicio de la rotonda que abre el camino hacia la vía y avisa de la llegada policial con un teléfono móvil. Después, los narcos lanzan la mercancía a unas ollas de aceite hirviendo o las queman en las fogatas. Aparte, claro está, de que allí viven casi un centenar de familias de trabajadores o jubilados ajenos al negocio de las drogas.En la reunión también estuvieron presentes otros representantes de las administraciones implicadas, como los ayuntamientos de Getafe, Rivas o Madrid. Uno de los asuntos que estaba previsto plantear es la continuidad de esta mesa de trabajo para elaborar el plan definitivo que acabe con el problema de la Cañada. Entre las actuaciones urgentes está la limpieza, en el debe de los Ayuntamientos. El de Madrid, por ejemplo, reconoce que "es difícil que los trabajadores hagan su tarea en ese entorno".

Por de pronto, ya se está elaborando un informe exhaustivo de todo el tramo pecuario por parte de la Consejería de Medio Ambiente. Este informe, realizado por expertos, servirá para reforzar la tesis del Gobierno regional de que ya ha llegado la hora de la "desafección de la Cañada". O sea, de que deje de ser cañada. Además, también se han previsto una serie de plenos extraordinarios en la Asamblea de Madrid cuyo tema va a ser esta zona y sus habitantes.

A toda esta batería de medidas se suma la creación de un grupo de apoyo especial a la comisaría de Villa de Vallecas para desarticular los clanes de la droga que operan en el lugar. A esta brigada especializada se une el compromiso de la nueva delegada del Gobierno de que los agentes de policía protejan a los vecinos de la zona de las mafias que operan en ese tramo de Valdemingómez.

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