En Euskadi hay, según la EPA, 30.000 parados más que los que fija el Eustat

La Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora de forma trimestral el Instituto Nacional de Estadística, ofreció ayer estimación del paro en Euskadi. Subió un 22,61% en el primer trimestre del año en comparación con los tres meses anteriores, por lo que el desempleo se colocó en el 10,33%, la más baja, pese al incremento, de las comunidades autónomas. La cifra de parados se situaría así en 108.600, tras un aumento de 20.000 personas. Respecto al mismo trimestre del año anterior, el paro subió en el País Vasco un 83,40%, una proporción ligeramente inferior al incremento que experimentó en el conjunto de España (84,47%).

Los datos de la EPA, como antes los de la PRA (Encuesta de Población en Relación a la Actividad) que elabora el Eustat o los del paro registrado en el Inem, muestran la misma tendencia de rápida destrucción de empleo. Sin embargo, ofrecen un panorama desconcertante para el lector ante sus divergencias. El número total de parados en el País Vasco es, según la estimación del Eustat, de 77.800 personas, el 7,7% de la población activa. Y el número de parados registrados en el Inem a finales de marzo era de 121.090 personas. La respuesta a esta paradoja, en teoría, está en la metodología.

El INE apunta que hay 108.600 parados, frente a los 77.800 del Eustat

El Gobierno estimó el paro para 2009 en el 5,1% de la población activa

La realidad es que el Gobierno vasco elaboró sus presupuestos con una previsión de paro del 5,1% para este año y, pocos meses después, ya en precampaña electoral y de forma informal, la subió por boca de su presidente, Juan José Ibarretxe, y de su consejero de Justicia, Empleo y Seguridad Social, Joseba Azkarraga, hasta aproximadamente el 8%. Esta predicción, que distaba mucho de la del Departamento de Economía y Hacienda, hubo de ser explicada por el Ejecutivo, que dijo que el nuevo dato se contabilizaba en términos de la EPA, mientras el primero lo era según la PRA. El caso es que la PRA cayó así en cierto desprestigio, al ser rechazada no solo por los agentes sociales, que la tildan de irreal, sino por la propia Administración.

El Eustat justifica la discrepancia en los diferentes criterios de elaboración de la encuesta y en quién reune los requisitos para ser considerado un demandante de empleo. El Eustat utiliza los criterios de la OIT, los mismos que el INE y Eurostat; pese a ello, las cifras son distintas. La segunda justificación habitual del instituto para explicar la diferencia entre la encuesta de Madrid y Vitoria, que divergen en 30.800 parados, es el tamaño de la muestra. El sindicato ELA, el mayoritario en Euskadi, ha acusado de forma reiterada al Gobierno de manipular las cifras, una posición que ha sido asumida por el resto de las fuerzas sociales.

El Eustat justificó el jueves, a través de una nota de prensa, la discrepancia de criterios con el Inem y defendió la validez de sus encuestas. El problema estriba en que la encuesta con menos muestra, la del INE, está mucho más cerca de los datos de paro registrado, lo que hace pensar que, utilizando los argumentos del Eustat en defensa de las encuestas, frente al paro registrado, sus datos sean más fiables.

El Eustat considera que el 32,1% de los desempleados inscritos en el Inem deberían ser contabilizados como inactivos (26%) y ocupados (6%). El número de parados registrados es, en su opinión, un dato meramente administrativo.

Considera que el 9% de los casi 29.000 inscritos que cataloga de inactivos son prejubilados o a la espera de la jubilación, y que otro 6% está fuera del mercado laboral por distintos motivos. El Eustat fue más allá en su explicación del jueves al asegurar que hay mucho parado registrado, cerca de 5.600 personas, que cobran un salario aunque no coticen a la Seguridad Social.

Al margen de interpretaciones metodológicas, lo cierto es que la carencia de una estimación precisa supone una dificultad para establecer las medidas adecuadas para actuar sobre el desempleo. Y la única realidad es que éste aumenta en Ruskadi a un ritmo comparable al parón de sectores básicos como la industria.