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Cinco cuentos de Pirandello para ridiculizar el poder

Natalia Menéndez dirige 'Tantas voces', un mosaico del autor italiano

Miguel Ángel Villena

Luigi Pirandello ha pasado a la historia por haber escrito Seis personajes en busca de autor, una obra que revolucionó el teatro universal, y por haber obtenido el Premio Nobel de Literatura en 1934. Pero el talento y la versatilidad del poeta, novelista y dramaturgo siciliano se han proyectado mucho más allá de su triunfo en vida. Una buena muestra de su talla como escritor se halla en sus cuentos, tocados por la ironía de un meridional y, al mismo tiempo, llenos de reflexiones sobre la esencia de la vida. Los relatos que componen el espectáculo Tantas voces -estrenado anoche en el Matadero de Legazpi- proceden de Cuentos por un año, un libro en el que un Pirandello ya envejecido pretendió reunir 365 narraciones, una por cada día del año. El autor italiano sólo alcanzó a escribir 241 antes de su muerte en Roma en 1936, cuando contaba 69 años de edad.

A partir de ese material narrativo la directora Natalia Menéndez, el dramaturgo Juan C. Plaza-Asperilla y el escenógrafo Andrea d'Odorico se han atrevido -porque el empeño podía estar sembrado de minas- a poner en escena cinco piezas, cinco joyitas narrativas. En todas ellas flotan en el ambiente las supersticiones, las delgadas líneas que separan la cordura de la locura o la irreverencia frente al poder. Se trata, en definitiva, de un poder temido y ridiculizado por los personajes y por las propias situaciones dramáticas. No puede olvidarse, de otro lado, Pirandello de sus orígenes que están muy presentes en La casa de Granella, Limones de Sicilia y Alguien ha muerto en el hotel, si bien esa mirada mediterránea que bascula entre el vitalismo y la fatalidad, la resignación y el hedonismo impregna también los otros dos cuentos, El hombre de la flor en la boca y El certificado.

Ahora bien, el despliegue de teatralizar cinco cuentos en dos horas de montaje, sin interrupción y en un mismo escenario, sólo era posible a través de un intenso trabajo de equipo de siete actores y de una escenografía y una iluminación que consiguen pasar de una pieza a otra sin que la continuidad se resienta. Espectáculo coral, en el que cada actor interpreta a varios personajes, el reconocimiento debe ser colectivo para los siete (Fidel Almansa, Jorge Calvo, Lola Casamayor, Lara Grube, José Luis Patiño, Juan Ribó y Antonio Zabálburu).

Cuentos de madurez del polémico Nobel italiano, que tuvo actuaciones más que discutibles de colaboración con los fascistas de Benito Mussolini desde su llegada al poder en 1922, Pirandello abordó sus cuentos como una especie de legado moral y artístico. De este modo, en las piezas de Tantas voces -un título definitorio del montaje- aplica Pirandello un sarcasmo cruel sobre el arribismo o sobre el placer de saborear unos albaricoques cuando uno está desahuciado por los médicos y sólo aguarda a la muerte. Sin un aparente hilo conductor, los cinco relatos de Tantas voces nos hablan hoy de temas universales a través de la literatura de un escritor, como Luigi Pirandello, que desde que escuchara narraciones en su Sicilia natal soñó con fábulas y leyendas, con unas historias que lo llevaron a un lugar privilegiado entre los escritores de finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Cuatro de los intérpretes de <i>Tantas voces</i>, en una escena de la obra.
Cuatro de los intérpretes de Tantas voces, en una escena de la obra.
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