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Relevo en el Gobierno andaluz

El PSOE aprueba por unanimidad proponer a Griñán como presidente

La ejecutiva y los secretarios generales cierran filas con la propuesta de Chaves

El pacto entre José Luis Rodríguez Zapatero y Manuel Chaves para provocar por la vía de los hechos -la entrada del segundo en el Gobierno central- el relevo al frente de la presidencia de la Junta de Andalucía ha desactivado cualquier resquicio para que nadie cuestione la decisión de Chaves de designar a José Antonio Griñán como su sustituto. La reunión que mantuvo ayer el secretario general del PSOE andaluz con los ocho secretarios provinciales -faltó Mario Jiménez, de Huelva- primero y con la comisión ejecutiva regional después fue una sucesión de alabanzas a la trayectoria del que ha sido presidente de la Junta en los últimos 19 años y un apoyo cerrado a su decisión de elegir a Griñán como su relevo.

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Ningún secretario general pidió explicaciones a Chaves de por qué habían permanecido completamente ajenos a la operación política más importante que ha sucedido en el PSOE en casi dos décadas. Como tampoco lo hizo ninguno de los miembros de la ejecutiva. Todos quisieron retratarse firmando con sus propias palabras el respaldo a Chaves y al próximo presidente de la Junta. La propuesta fue aprobada por unanimidad de la dirección andaluza, aunque ahora debe ser refrendada el próximo lunes en el comité director, el máximo órgano entre congresos.

Hasta el más novato de los dirigentes socialistas sabe que si esta decisión se hubiera sometido a debate no sale y, en la actualidad, con una crisis económica descomunal, consideran una insensatez abrir un debate interno sobre la figura de Griñán, quien al contrario que Chaves, no ha sido cartel electoral de su partido, ni ha ganado ningún congreso.

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De ahí que la responsabilidad se haya impuesto en los dirigentes socialistas, que consideran prioritario desterrar desde el primer momento que Griñán es un candidato provisional, para sólo tres años hasta que se convoquen las próximas elecciones autonómicas, en 2012. Pero que lancen este mensaje no quiere decir que eso vaya a ser así. En política, tres años son varias vidas de una persona y lo que pueda ocurrir llegado el momento dependerá de si Griñán se ha consolidado o no, un hecho que, además del olfato, contrastan las encuestas.

En esta idea de un liderazgo a largo plazo insistió ayer el vicesecretario general del PSOE, Luis Pizarro, pasadas las diez y cuarto de la noche: "Respaldamos a Griñán para que represente un proyecto que tenga continuidad y que no tiene fecha de caducidad". Pizarro se felicitó porque su partido haya resuelto un "momento histórico" con cohesión interna.

Griñán pasará su primera prueba de fuego interna el próximo lunes cuando intervenga en el máximo órgano entre congresos que ratificará su candidatura. Nadie espera que en este cónclave, al que pertenecen un centenar de personas, haya contestación a la propuesta, aunque en el PSOE siempre hay algún que otro francotirador. En este sentido, empieza a surgir algún tipo de malestar en la agrupación de Jaén, pero no tanto por la elección de Griñán, como por el temor de que el reparto de poder interno quede cojo. La salida de Gaspar Zarrías de la Junta deja como claro triunfador de esta operación a Luis Pizarro, el único de la mesa de camilla que inició la renovación socialista en Andalucía, en 1994, que permanece en el mismo sitio.

Sobre los hombros de Griñán hacen recaer algunos la decisión de situar en su futuro Gobierno a "contrapesos que equilibren" la balanza.

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