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Reportaje:

Un negocio de alto riesgo

Dramático cautiverio de un empresario catalán y un empleado que fueron atraídos a Nigeria con la promesa de hacer negocios

Josep Bufí, propietario de la empresa catalana Innoenvas, y su empleado Alonso Boj fueron a hacer negocios a Nigeria... y estuvieron a punto de morir degollados en mitad de la selva. Una banda de estafadores les engañó y, tras llegar al país africano, les mantuvo cautivos durante dos semanas. La Sección de Secuestros y Extorsiones de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) medió entre los secuestradores y la familia y logró localizarlos in extremis: cuando los raptores estaban a punto de venderlos a "otra banda mucho más peligrosa", según les anunciaron ellos mismos.

"Al llegar a Nigeria nos dispensaron un trato muy amable. Nos sacaron del hotel y nos metieron en un autobús. No sabíamos adónde íbamos. Todo cambió cuando cerraron las puertas de la choza y nos dijeron: 'Os hemos engañado'. Fue terrible", recuerda Boj, que acompañó a Bufí por ser su mano derecha y por hablar bien inglés y francés.

"Os mataremos y enviaremos a vuestra familia las imágenes para que vean cómo moristeis por su culpa"

El secuestro empezó a fraguarse hace seis meses, cuando Innoenvas, radicada en el polígono industrial de Polinyà, comenzó a recibir correos electrónicos en los que un nigeriano aseguraba tener una factoría de cosméticos y se mostraba interesado en comprar unas máquinas de envasado que fabrica la firma catalana. A partir de ese momento, los contactos se sucedieron y los industriales picaron el anzuelo al ver la posibilidad de abrir mercado en África occidental.

El 15 de marzo, Bufí y Boj viajaron a Lagos (antigua capital de Nigeria), donde les esperaba una mujer que les llevó a un hotel. Al día siguiente, ella y los españoles viajaron en autobús al sur del país, hacia el petrolífero delta del Níger. Ocho horas más tarde descendían del vehículo, donde ya les esperaban unos desconocidos que les llevaron hasta una zona selvática próxima a Owerri, donde fueron encerrados en una casa semiderruida. "Esto es un negocio. Os hemos engañado. Quedaréis libres en cuanto vuestras familias nos paguen 200.000 euros". Eso les dijeron. Y desde entonces, la zozobra, la pesadilla, el miedo a morir con la garganta seccionada de un machetazo...

Innoenvas ya había hecho otras operaciones rentables en África y pensó que en esta ocasión iba a ser igual. Por eso Bufí y Boj cayeron en la trampa. Desde el primer día las víctimas pudieron hablar directamente con sus familias. "Eso nos extrañó mucho. No es lo usual en estos casos. Estábamos ante un secuestro atípico. Desde el 17 de marzo había agentes nuestros trabajando conjuntamente con los Mossos d'Esquadra y las familias de las víctimas en Sabadell y Santa Perpètua de Mogoda", explica un inspector del Cuerpo Nacional de Policía. Éste y otro colega decidieron trasladarse el día 25 a Nigeria para investigar sobre el terreno.

"Primero os cortaremos los dedos. Y si seguimos sin recibir el dinero, os mataremos y enviaremos a vuestra familia las imágenes para que vean cómo moristeis por su culpa". Era la amenaza de los secuestradores, que, con el paso de los días, cada vez estaban más tensos e irritables. No menos tensas y agobiadas estaban María González, la esposa de Bufí, y Carmen Garrido, la de Boj.

Las conversaciones telefónicas de los policías con las víctimas permitieron obtener pequeñas pistas de dónde estaban retenidas. Después, los pinchazos sobre los teléfonos de los delincuentes determinaron que los rehenes estaban en un área determinada del Estado de Abia. Y, al final, la propia policía nigeriana dio con su paradero y liberó al cuarentón Bufí y al treintañero Boj tras asaltar la casucha de adobe y madera en la que estaban vigilados por dos individuos que apenas les dieron de comer.

Ésta ha sido la primera vez que ha actuado en África la Sección de Secuestros y Extorsiones de la UDEV, que desde el año 2000 ha intervenido con éxito en la liberación de 17 españoles en diversos países de Europa y América (sobre todo en Colombia, Venezuela y México). "La verdad es que la ayuda de la policía nigeriana ha sido fundamental. En gran medida porque tiene mucho contacto con nuestro agregado de Interior en la Embajada en Abuja por las frecuentes repatriaciones de nigerianos irregulares desde España", señala un mando de la UDEV.

Bufí y Boj pecaron de imprudentes. Eso opinan varios industriales de Polinyà (Barcelona) que en los últimos meses han recibido en su correo eléctrónico ofertas de supuestas empresas africanas. Son las llamadas cartas nigerianas, un tipo de estafa planificada al milímetro. Uno de ellos ha explicado a EL PAÍS que también le intentaron engañar a él, aunque se aseguró antes de dar un paso en falso y evitó morder el cebo.

La víctima recibió un primer correo en el que la African Relief Board, con sede en Togo, se interesaba por los productos de su empresa catalana (piezas metálicas para cortinas). Los estafadores fingieron tener respaldo oficial, por lo que incluyeron, junto a la firma de uno de ellos, una bandera de Togo copiada de Internet.

El empresario se olió la trampa desde el principio, pero, picado por la curiosidad, siguió adelante sin desvelar sus datos personales. En los siguientes correos, un tal míster Ken Nonso le preguntó por los detalles del producto con una desbordada cordialidad y un exceso de interés: "¡Doy gracias a Dios! Me alegra informarle de que mis jefes han autorizado el contrato con su compañía!"

Los timadores pidieron el ingreso de cierta cantidad de dinero como anticipo. Pero el empresario, receloso, contactó con el agregado de Interior en Togo, Antonio Fernández, quien fue rotundo en su respuesta: "Siento informarle de que (...) todo hace indicar que se trata de uno de los numerosos fraudes aquí conocidos como scam 419" (por el número del artículo del código penal de Nigeria que lo contempla).

Por eso, la policía recomienda a los empresarios que pidan asesoramiento a las embajadas de España antes de hacer tratos con países de riesgo. Y, sobre todo, antes de enviar a sus directivos a la aventura africana. -

Alonso Boj (izquierda) y Josep Bufí, en el cuartel general de la policía en Abuja (capital de Nigeria) tras ser liberados.
Alonso Boj (izquierda) y Josep Bufí, en el cuartel general de la policía en Abuja (capital de Nigeria) tras ser liberados.

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