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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Clinton toma el pulso

La nueva Administración de EE UU pretende recomponer el tablero de Oriente Medio

La primera gira de Hillary Clinton por Oriente Próximo y Europa sugiere una continuidad matizada por parte de la nueva Administración de EE UU respecto de israelíes y palestinos, y una recuperación del pulso en la relación transatlántica. La secretaria de Estado ha reafirmado, además del mantenimiento de la relación privilegiada con Israel y la cooperación con su próximo Gobierno, del color que fuere, el compromiso con un "ineludible" Estado palestino, que la Casa Blanca querría afianzado por una amplia paz regional.

Washington está en contra de nuevos asentamientos israelíes en Cisjordania y de la reciente demolición de viviendas palestinas en Jerusalén y sigue apostando firmemente por el devaluado presidente Mahmud Abbas. Pero el próximo Gobierno israelí lo formará previsiblemente un Benjamín Netanyahu que ni quiere dos Estados ni está dispuesto a intercambiar paz por territorios ni tampoco a devolver el Golán a Siria. Y la inclusión de Siria en su estrategia regional, con la vista puesta tanto en el conflicto árabe-israelí como en apartarla de Irán, es ahora una prioridad de la Casa Blanca. Este fin de semana viajan a Damasco dos enviados estadounidenses, apertura inédita en muchos años.

Teherán es, desde la lejanía, el centro de los movimientos estadounidenses en la zona. Sin la colaboración al menos tácita del régimen iraní es impensable un cambio real en Oriente Medio. De ahí la invitación de Washington para que participe en la próxima conferencia internacional sobre Afganistán o la carta de Obama al presidente ruso pidiéndole colaboración para frenar el más que inquietante programa nuclear de los ayatolás a cambio de rebajar el despliegue de sus misiles en Europa oriental. Teherán se ha limitado a comentar que Obama sigue el equivocado camino de Bush en la defensa de Israel.

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La ofensiva de encanto encargada a Clinton -"todo tipo de esfuerzos para hacer más socios y menos adversarios", en sus propias palabras- incluye a Rusia, donde Washington pretende también una nueva etapa, anunciada por la decisión de la OTAN de volver a amigarse con Moscú, pese a Georgia. Para tranquilizar a sus aliados ex comunistas en Europa, la secretaria de Estado matizó ayer, antes de entrevistarse en Ginebra con Serguéi Lavrov, que EE UU no tiene intención de reconocer al Kremlin ningún poder de veto entre sus antiguos satélites sobre quién entra o no en la UE o la OTAN.

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